(FOTOS: Cantbasket y Alberto Nevado)
Mikel Pereda es un joven bilbaíno que afronta una temporada, su primera en edad senior, marcada por cambios y turbulencias impropias de su edad. Inició la temporada en el equipo de Primera Nacional de Unamuno, bajo el mando de José Nuñez, pero las circunstancias han ocasionado que se convierta, por Navidad, en un pupilo más de Ibai Mugarza en el EBA de Santurtzi. El alero, que destaca por su buena mano en el lanzamiento exterior, tuvo la oportunidad de debutar en Santander y charla con nosotros acerca de su llegada al club marinero y los acontecimientos más relevantes de su corta trayectoria.
Comenzaste en Escolapios para después recalar en Unamuno. ¿Te costó dar el salto?
La verdad es que era un niño y no sabía aún de la existencia de Ligas Vascas. Pero fue complicado, porque si me marchaba tenía que dejar de jugar al lado de mis amigos e iba a un sitio en el que no conocía a nadie y no sabía si daría el nivel.
¿Qué recuerdos te llevas de tu etapa de formación en Escolapios? ¿Y cuáles guardas de Unamuno?
Principalmente recuerdo de Escolapios la implicación, porque a parte de enseñarnos baloncesto nos hacían pasarlo muy bien cada tarde que entrenábamos.
De Unamuno me quedo con las grandes amistades que me llevo ya que nos pasábamos todo el día juntos. El baloncesto une muchísimo y es el lugar donde he crecido como jugador y como persona. He vivido momentos que me quedarán para siempre con ellos.
¿Cómo fue la experiencia de disputar un campeonato de España en Bilbao la pasada temporada?
Pues el año pasado fue en Bilbao y, desgraciadamente, coincidió con mi semana de exámenes… Solemos apreciar más ir a jugar a otra ciudad con el equipo aunque tengo que reconocer que fue increíble la cantidad de gente que presenció nuestros partidos. El partido para pasar a octavos es uno de esos recuerdos de los que antes comentaba. Nunca se me olvidará.
Éste es tu primer año en edad senior, ¿qué tal se estaba desarrollando tu participación en Unamuno?
Al principio, como en todos los cambios, me costó ligeramente adaptarme, ya que se trataba de un equipo nuevo y tenía que encontrar mi sitio en él. Una vez que lo hice me fue bastante bien, pero tuvimos mala suerte con las lesiones y se nos escaparon varias victorias que podríamos haber cosechado perfectamente.
¿Te sorprendió algo especialmente de la categoría Primera Nacional?
Es una categoría muy competitiva y tiene el aliciente de la atracción que genera poder subir a la Liga EBA. Hay jugadores con mucha calidad y otros que han participado en ligas más altas y han bajado el pistón para competir en esta liga.
¿Cómo surge la posibilidad de dar el salto a EBA? ¿Te cuesta marcharte?
Antes del partido contra Getxo me telefoneó Santurtzi diciéndome que les gustaría que me uniera a ellos. No obstante, pasé varias semanas meditando la decisión ya que no quería dejar el equipo en el que estaba tan a gusto. Después creí que era una oportunidad que no podía dejar escapar y que posteriormente me arrepentiría si la rechazaba.
¿Qué tal has sido recibido en Santurtzi?
Me han acogido muy bien. Tratan de ayudarme mucho y me encuentro muy a gusto con ellos.
¿Qué grandes diferencias te encuentras de una categoría a otra?
Sobre todo el ritmo de juego es la diferencia. La intensidad, el físico… y que los jugadores tienen mucha calidad y no hay nadie que tenga un nivel inferior.
¿Cómo fue tu debut en Santander?
Sinceramente, estaba muy nervioso. Equipo nuevo, categoría nueva, y además, un partido muy importante para el equipo. Pero el balance es satisfactorio, no estuvo tan mal para ser un debut a pesar de la derrota.
¿Cómo es jugar al lado del que fue tu primer entrenador (Juan Torres)?
Me produce mucha ilusión. Creo que es alguien del que puedo aprender muchísimo, debido a su calidad y experiencia en competiciones muy exigentes.
Si miras hacia el futuro… ¿Cuál es tu ambición y tu deseo?
Está claro que lo más importante son los estudios, pero eso no exime de intentar alcanzar mis metas y mi máximo rendimiento. El baloncesto es una actividad que me apasiona realmente desde pequeño, y lo que intento es disfrutar lo máximo y poco a poco ir cumpliendo objetivos concretos.