(FOTO: Unamuno SK) Después de 31 años en el Barrena Berri y 22 años con las riendas a cuestas del club de Ortuella, José Nuñez tomó el pasado verano la decisión de cambiar de aires para aceptar un nuevo reto con el equipo de Primera División masculina de Unamuno. No en vano, el entrenador superior vizcaíno no se ha despojado de sus obligaciones en la entidad de Meatzaldea y continúa ejerciendo la presidencia y dirección deportiva en el mismo mientras lo compagina con entrenamientos y partidos en la antesala de la Liga EBA con Unamuno. La temporada, condicionada por diversas circunstancias, no está resultando fácil para los “blues”, que en la actualidad buscan salir de las posiciones bajas de la tabla clasificatoria.
Ahora mismo, aparte de tu faceta de entrenador en Unamuno, eres directivo de Barrena Berri, tu club de toda la vida. ¿Desde cuándo estás en la organización?
Comencé a jugar en el año 1986 y lo hice hasta el 1995. Entonces, por motivos económicos principalmente, desapareció el equipo senior que había. Quedaron dos equipos y casi desapareció cualquier rastro de lo que quedaba del club, así que ese fue el momento en el que me encargué y cogí las riendas. Y sin más… ¡hasta ahora!
En materia de Barrena Berri, firmasteis hace varios años ya un convenio de colaboración con Santurtzi…
Efectivamente. Nosotros buscábamos un lugar donde nuestros jugadores compitieran con más nivel y Santurtzi buscaba más infraestructuras para dar cabida a todos los jugadores que tienen. Nuestros intereses confluyeron y espero que esa fusión continúe porque creo que genera beneficios para ambos bandos.
¿Cuántos equipos registra Barrena Berri?
Pues tenemos una escuelita, fusionada con un premini, que en conjunto funciona prácticamente como dos equipos separados. Tenemos un mini masculino, que tiene una gran generación entrenada por Jone Arruza, y por último de los escolares un infantil masculino. Después ya damos el salto en federados a los 4 seniors que tenemos; 2 masculinos y 2 femeninos.
¿Qué funciones llevas a cabo en Ortuella específicamente?
Yo me denominaría el “apagafuegos”… (risas). Me parece que las figuras de la presidencia y dirección deportiva están fusionadas prácticamente en los clubes pequeños y carecen de gran trascendencia. Trato de facilitar la vida y solventar los problemas que se presentan.
En diciembre del año pasado decides que es tu último año como entrenador del senior de Barrena y se te presenta una gran oportunidad…
Así es. Decido concluir la etapa en Ortuella e intentar impulsar o refrescar el club desde fuera una vez que terminase el curso. Creía que mi etapa había finalizado y se presenta la posibilidad. Me sedujo mucho, ya que es un reto y me apetecía salir del entorno de Ortuella-Santurtzi para entrenar grandes jugadores que ya conocía de mi paso por la tecnificación de la FViB.
Entonces te pones al frente del equipo… ¿con algún objetivo predeterminado?
En absoluto. Digamos que se trata de un proyecto a 2-3 años, ya que la inmensa mayoría de los jugadores son nacidos en el 96, 98 y 99. Queremos integrarles en la liga y trabajar para que mejoren.
Y… no va muy bien de momento la temporada…
La verdad es que está siendo de una complejidad extrema. Iniciamos en Unamuno con 13 fichas de competición, y con la idea de tener que realizar convocatorias. Todos los jugadores salvo uno eran estudiantes y entendíamos que esa debía ser la naturaleza de un equipo joven. Sin embargo, los pronósticos y planificación se han complicado a causa de las lesiones que nos están lastrando en exceso. Para que te hagas a la idea, en ningún choque hemos contado con menos de 3 bajas… y todas producto de accidentes. Creo que estamos teniendo muy mala suerte. Todo, sumado a la juventud…
Además, habéis sufrido bajas dolorosas para el equipo como la salida de Mikel Pereda al EBA de Santurtzi…
Sí, desgraciadamente para el equipo. La verdad es que yo no vivo de esto y me parecía que para él, el salto era un paso enorme hacia adelante. Ojalá tenga muchísima suerte, se la deseo. Pero es evidente que al equipo le ha hecho daño, ya que se ha sumado a lesiones y demás inconvenientes.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido del equipo?
Sin ninguna duda, la enorme capacidad de asumir trabajo y competir. Y eso no es mérito mío, lo he heredado de sus años en Ligas Vascas y de la labor de sus entrenadores previos. Con un año muy malo, no escatiman en esfuerzo, hemos tenido que entrenar varios días sin interiores.
En los entrenamientos os estarán ayudando los junior…
Y en los partidos. A pesar de los problemas de coincidencia con el tema de las canchas en Bilbao, tenemos 6 jugadores juniors en dinámica de entrenamientos y partidos, así como algún jugador del senior especial. El problema de las sedes lo complicó un poco pero lo estamos consiguiendo llevar bastante bien.
¿Cuáles son las mayores diferencias que encuentras con respecto a tu etapa con el senior del Barrena?
Sin entrar en el nivel de jugadores o equipo, creo que los hábitos de trabajo son la principal permuta. Así como competir hasta la extenuación.
Y este año, en tu banquillo, ocupa generalmente una plaza Alex Mumbrú. ¿Cómo se ha dado esta circunstancia?
Inicialmente Mumbrú llamó a Unamuno porque necesitaba llevar a cabo sus prácticas después de sacarse el título superior de entrenador. Yo ya tenía un segundo entrenador, pero él contactó conmigo y me comentó su situación; no hubo ningún problema.
¿Cómo os ayuda?
Él no tiene una presencia diaria, por motivos obvios, pero está al tanto siempre de la marcha de entrenamientos y partidos. A los partidos de casa viene siempre y también asiste frecuentemente a los entrenamientos de los viernes. Y él cuando acude, entrena y es parte activa, no es un mero espectador. Habla con los jugadores, les alienta… y para ellos es un añadido. Por ejemplo, hace el calentamiento en los partidos. La verdad es que es una gozada.
¿Y cuál es la reacción de los jugadores?
Hombre, yo diría que se revolucionan un poco, pero puede resultar normal. Es un campeón del mundo y una referencia del baloncesto nacional. Y , por encima del resto de cosas, se nota que es un jugador que transmite y que quiere ser entrenador. Yo también he aprendido con él y los chavales lo hacen. Es diferente que yo cuente los tiros en un ejercicio de tiro a que los cuente Alex Mumbrú… Agradezco su disposición.
Por último, otro de los cambios de este año es el de El Barracón por La Casilla… ¿qué transmite el nuevo escenario?
Es una delicia entrenar ahí. Se trata de un escenario mítico. Había estado un par de veces como entrenador y no recuerdo si estuve como jugador. La historia de entrenar a puerta cerrada se agradece también de vez en cuando. El único inconveniente es que sufrimos los infortunios como la pista de hielo, los conciertos… Hemos llegado a entrenar en El Fango, Zorroza, Txurdinaga… Pero estoy encantado.