Iker Rodríguez inició su andadura baloncestística jugando en el colegio Dosa Salesianos de Barakaldo. No obstante, y siguiendo un camino distinto al convencional, comenzó en su edad cadete a experimentar sensaciones diferentes y a percibir que otras facetas del deporte le llamaban más la atención. Terminó agarrando el silbato para no soltarlo y ser, a sus 17 años, una promesa en el arbitraje con bastante experiencia acumulada. En el horizonte, un futuro prometedor lleno de incógnitas con, posiblemente, un silbato entre manos y el sueño de poder ascender y llegar a ser profesional.
¿Cómo te integraste en el deporte del baloncesto?
Empecé a Jugar en el club del colegio en el que estudiaba, Dosa Salesianos Barakaldo, cuando tenía 9 años. Anteriormente hice otros deportes como natación, pero el baloncesto siempre me había llamado más la atención.
¿Qué diferentes fases has tenido en el deporte?
Como jugador, llegué hasta la categoría de cadete, y jugué en especial. Estuve muy a gusto durante esos años, tuve grandes compañeros y muy buenos entrenadores en Dosa que me enseñaron mucho y con los que disfruté muchísimo. Sin embargo me di cuenta de que disfrutaba más del baloncesto desde otras facetas, así que hice el curso de árbitros y posteriormente el de entrenadores.
¿De qué manera te picó la chispa del arbitraje?
En Dosa yo siempre me fijaba en los árbitros y los eskola laguntzaile de los partidos. De hecho, quien me metió en este mundillo fue José Manuel Hernández, árbitro también, a quien tengo gran aprecio. Empecé a pitar partidos como eskola, y vi que me llenaba. Una persona importante dentro del comité me vio pitar y me animó a inscribirme e hice el curso de árbitros.
¿Te motiva seguir subiendo categorías?
Subir de categoría es complicado porque influyen muchos factores. Sin duda alguna los árbitros aspiramos a alcanzar el mayor nivel que nuestras capacidades nos permitan. Siempre es una motivación, pero eso es lo que ha de ser, nunca un objetivo. El objetivo único es disfrutar del baloncesto.
¿Es para ti un objetivo ser profesional del arbitraje?
Más que un objetivo diría que es un sueño. Como te comentaba, ascender es un premio y para alcanzarlo influyen muchos factores, algunos ajenos a ti. Lo que si te digo es que cuando tienes un sueño, trabajas por conseguirlo pero siempre con los pies en el suelo. Por eso es importante marcarse objetivos a corto plazo, y tratar de mejorar en cada partido, sin obsesionarse.
¿Qué valores te transmite pitar? ¿Qué es lo mejor?
Cuando arbitras debes aprender a convivir con tus errores y aceptarlos, es algo implícito en el arbitraje. Creo que se gana un autocontrol enorme, e incluso uno se conoce mejor a sí mismo. Desenvolverse en las situaciones de tensión a las que te inducen algunos partidos es realmente difícil. Además, el compañerismo y la empatía con tu pareja arbitral son fundamentales.
¿Cómo te definirías como árbitro?
Soy bastante tranquilo y me gusta compenetrarme con mi compañero. Aún así, creo que, como árbitros, quien mejor puede definirnos no somos nosotros, sino los informadores y, en general, quienes nos ven arbitrar.
¿Tienes algún inconveniente pitando por tu juventud?
Al final yo tengo 17 años y algunos jugadores o entrenadores saben sacarle partido a ese hecho. De alguna forma, te meten más presión que a los veteranos y te protestan más; lo cual, en parte, es algo que también te ayuda a mejorar.
¿Cuál es tu mejor recuerdo en el arbitraje? ¿Y el peor?
Cuando Mikel Segurado me dijo que empezaría a arbitrar partidos federados en un entrenamiento del comité. Era algo que siempre había querido hacer. Por otro lado, en estos tres años, no he tenido malos momentos en el arbitraje. En ese aspecto, me considero afortunado. Aunque llegarán en algún momento. Como todo en la vida.
¿Cuál es el partido que más te ha gustado pitar?
La semifinal de la final four de senior especial del año pasado, a final de temporada. Disfruté de ese partido mucho con mi compañero, y además, me sirvió para darme cuenta de errores cometidos e intentar corregirlos.
¿Acudes a los entrenamientos que organiza el Comité?
Al principio sí. El año pasado dejé de ir por motivos académicos, aunque este año trataré de compaginarlo con la carrera y acudir.
¿Qué opinas de la organización que establece el Comité?
Para la poca gente que se atreve a arbitrar, cada vez se ven más caras nuevas. En este sentido, yo creo que la campaña de captación de eskolas se está llevando bien desde el Comité. Cada vez hay más árbitros jóvenes. Además, el fin de semana pasado debutó una nueva árbitro, y eso es positivo para nosotros. En el arbitraje hay muy pocas mujeres. Para hacerse una idea, en el Grupo 1 de la FEB (LEB, Liga DIA) son 8 de 76.
¿Crees que la profesión está bien remunerada económicamente?
En las categorías que nosotros dirigimos, el factor económico no es importante. Se gana dinero, pero, a final, si no te gusta arbitrar, acabas dejándolo. En categorías superiores (ACB,LEB)… se cobra mucho menos que en deportes como el fútbol, pero la gente sí vive de ello.
¿Cómo animarías a alguien que duda entre meterse o no al arbitraje?
Yo le animaría a probarlo. Es una actividad que te permite crecer como persona, conocer gente extraordinaria y disfrutar del baloncesto desde una perspectiva muy distinta a ser entrenador o jugador, aunque igual de intensa y divertida. No hay que tenerle miedo, una vez ganas soltura disfrutas muchísimo y aprendes mucho del deporte.