Lo que tenía que ser una fiesta de baloncesto en el entorno festivo de Galdakao, se convirtió en una despedida a la francesa. En la Euskal Kopa ACB, tras varios resbalones de los jugadores en pista, la ESF y los equipos acordaron suspender el partido mediado el segundo período con el fin de salvaguardar la integridad física de los jugadores. Entonces el marcador reflejaba un 29-33 para Cazoo Baskonia.
Un polideportivo Urreta lleno y un ambiente espectacular. El público esperó paciente el retraso de una hora del inicio del choque motivado por el tráfico que se encontró cortado la expedición baskonista. Nada de eso influyó en las ganas de disfrutar de los aficionados e intensidad de los contendientes ya con el salto inicial.
Con un juego más colaborativo, leyendo muy bien en ataque las ventajas gracias a una fluida circulación y buena selección de tiro se adelantó el Surne, 12-6 a los 4 minutos y medio de partido. Pero en cuanto el Baskonia entendió que ésa podía ser una fórmula que a ellos también les podía funcionar, el juego colaborativo, el parcial fue de 0-11 en apenas 3’. El Surne entró en fase de letargo hasta que Killeya-Jones voló hacia el aro en un mate que despertó de nuevo la ambición bilbaína. Al final del primer cuarto, 18-23.
Los centímetros del conjunto bilbaíno y la capacidad atlética de Killeya-Jones unido a la gran disciplina defensiva de los hombres de Ponsarnau valieron para mantenerle el pulso al Cazoo, 29-30. Y poco más se pudo hacer porque mediado el segundo cuarto el partido se suspendió con el 29-33 en el luminoso.
Los jugadores dedicaron tiempo en pista para atender a los aficionados de uno y otro equipo. Este 2023 no habrá campeón de la Euskal Kopa ACB.