[box]Por esta temporada se ha acabado el trabajo para las selecciones de Bizkaia. Las jugadoras y jugadores ya no tendrán doble sesión el fin de semana. Los domingos ya no se convocarán a los seleccionados y no se verán ese grupo de amigos que se ha creado en torno a la selección. Tampoco las amas y los aitas harán ese desplazamiento extra. Sin su compromiso, nada sería posible. Hablamos con uno de los aitas de los 96 bizkainos y bizkainas que este curso han vivido la magnífica experiencia de participar con Bizkaia en un Campeonato de Euskadi.[/box]
Acudir a un Campeonato de Euskadi es ver caras conocidas, sobre todo en infantiles, cadetes o júniors. Son jugadores y jugadoras que dentro de sus generaciones mantienen un bloque. Verse, reunirse de nuevo tras un período en el que sólo lo hacen como rivales con sus clubes es una bonita sensación. También se crean bonitos vínculos en las familias que van más allá de la propia selección.
Para los que resulta todo nuevo es para las niñas y niños de categoría mini. La mayoría han pasado por el Programa de Tecnificación pero la experiencia es totalmente novedosa. Lo es para los peques pero también para las amas y aitas. Uno de ellos es Jon Egia. Los aficionados más recientes al baloncesto no le conocerán pero aquellos que ya acudían a canchas en los años 90 y comienzo de 2000 sí lo recordarán.
LOS NERVIOS DE UN AITA
Egia se formó en La Salle. Comenzó a jugar tarde al baloncesto, en segundo de BUP, por lo que el no formó parte de ninguna selección de Bizkaia en categorías de formación, aunque sí recuerda haberlo hecho en algún homenaje a alguna personalidad del Tabirako. Jugó también en Loiola, Urdaneta, Santurtzi, la extinta UPV y jugó en EBA con el conjunto morado. Ahora como aita de Irati Egia, una de las jugadoras de Bizkaia mini, reconoce vivir la experiencia “muy nervioso”. Y con las dudas de cualquier progenitor: “Creo que soy muy exigente con ella. El hecho de haber sido jugador tal vez me hace ver los partidos de mi hija de manera diferente e inevitablemente siempre veo más los fallos”. Y en ese ímpetu de querer ayudar y aconsejar Egia trata de medir. “Muchas veces acabas pensando que te equivocas dando consejos. Al final es mejor que sólo le llegue la información del entrenador y que sea la cría sola la que vaya descubriendo el juego”.
UN CONSEJO: «QUE DISFRUTE JUGANDO»
Pero un consejo que seguro que es acertado es el que “disfrute jugando, que esté intensa, y que no se quede con nada dentro, que cuando acabe el partido tenga la sensación de que lo ha dado todo. Sólo entiendo que la manera de disfrutar de este juego y de cualquier deporte es siendo intensa y competitiva”.
Y a partir de ahí, con la experiencia de un jugador, que lo fue, a nivel semiprofesional, la aspiración en el mundo del baloncesto “no puede ser otra que llegue a lo más lejos que pueda llegar para que viva las experiencias que le toque vivir, y que disfrute con todas ellas”.
AITA E HIJA, NO SE PARECEN COMO JUGADORES
En Irati, a la hora de jugar, hay poco de Jon, según el propio padre. “Es bastante mejor que yo, yo a su edad no jugaba, comencé tarde pero era más blando en defensa, Irati es más intensa que yo”.
Gestionar en casa el proceso de preselección y el propio Campeonato no es sencillo. Egia explica que “en los primeros entrenamientos de la preselección no estaba tan nerviosa, pero cuando se acercaba más la selección definitiva y el campeonato sí que había más nervios”. Finalmente, más allá de los éxitos, la experiencia ha sido muy gratificante, “a Irati lo que más le ha gustado es el profesionalismo que aporta la selección, contar con varios entrenadores, la seriedad en los entrenamientos…, pero además el cuerpo técnico ha sabido adaptarse a la edad que tienen las niñas y han sabido ganárselas”.