(FOTO: bsr.feddf.es) [box]Extraordinario, épico, maravilloso…, todos los calificativos se quedan cortos para calificar la gesta del Bidaideak Bilbao BSR. Los bilbaínos se han proclamado campeones de Copa este fin de semana en tierras malagueñas, y lo han hecho en una temporada complicada, donde Adrián Yáñez ha estado muy corto de efectivos, con la baja, entre otros, de uno de los jugadores más desequilibrantes de la Liga, Asier García. Pero los de Txurdinaga han hecho un gran final de temporada, hasta tal punto que han levantado un nuevo título, inédito hasta ahora en las vitrinas bilbaínas, la Copa.[/box]
No era sencillo el camino hacia la gloria para el Bidaideak. El cuadro había deparado un enfrentamiento ante el subcampeón de Europa de este año y de superar en los cuartos esperaría el subcampeón de la Liga estatal, el Mideba Extremadura.
El Ilunion era el primer rival. Los enfrentamientos entre Bidaideak e Ilunion se han convertido en los últimos años, en el clásico de los clásicos dentro del baloncesto estatal. En esta ocasión, el argumento para la victoria se trasladaba a los terrenos de la convicción y el deseo, al del dominio del juego y al de la energía para construirlo. Y en eso el Bidaideak ha sido desde los inicios del encuentro, dominador. Aunque el partido comenzó con viento a favor de los madrileños, hasta el punto de llevarse el primer parcial por un 15 a 19, desde el primer momento se vio que las ansias de victoria se apellidaban Bidaideak. No había balón que no disputaran, ni momento en el que el sistema de apoyos tejido por Yáñez no se constatara en la cancha. Ni tan siquiera cuando David Mouriz era expulsado de la pista por una doble técnica tan discutible como innecesaria, los bilbaínos perdieron la fe en el triunfo, y guiados de un Txema Avendaño sensacional -25 puntos, 14 rebotes, 35 de valoración-, fueron inclinando a su favor el sentido del partido.
La calidad de los del Ilunion nadie puede ponerla en duda y en momentos puntuales firmados por Bywater, Amadou o Warburton salía a relucir, amenazando con ella las exiguas ventajas que iban cobrando los bilbaínos. Éstos, con nombres propios en mayúsculas también, y con el ya mentado Txema Avendaño en rol de estrella, sin embargo, eran capaces de construir su juego de manera más colectiva, más coral. Manu Lorenzo (17 puntos, 14 rebotes) se dejaba la piel en la cancha y James Macsorley (10 puntos) daba una lección de lo que es trabajar para un equipo sin buscar momento alguno de protagonismo. La pizarra de Yáñez la seguían los suyos al pie de la letra para consolidar el trabajo de equipo. Y así, aunque Luis Jasso, un hombre de dos dígitos siempre en la anotación, no pasaba de 5, se sacrificaba los 40 minutos para hacerse fuerte en su territorio favorito, la pintura. 15 fueron los rebotes que conseguía y un valor no cuantificable su capacidad de intimidar a los madrileños. Mención aparte debe hacerse de Biel Carbó. El joven catalán convenido con el UNES Barca tuvo que suplir a Mouriz durante 27 minutos, tiempo en el que demostró un aplomo impropio de su edad y una calidad que hace considerarle como una de las grandes promesas del baloncesto estatal. Sus 6 puntos fueron tan decisivos que marcan la diferencia final en el luminoso de uno y otro equipo 69-63.
En semis esperaba el Mideba, el único equipo que ha ganado al Bidaideak en los dos partidos en los que se han enfrentado en la Liga de esta temporada. Y con ese plus de motivación saltaron a la cancha a las 17 horas en el pabellón Javier Imbroda. Querían demostrar que si alguien podía hacer un pulso esta temporada a Amiab era Bidaideak. Y a fe que lo hicieron. Los bilbaínos no dejaron que los extremeños se situaran con comodidad en la cancha ni que pudieran exhibir lo mejor de su juego. Desde el primer momento les mostraron que entrar en su pintura no les iba a ser fácil y que iban a contraponer su ritmo con otro superior. Durante los primeros 20 minutos el marcador señalaba igualdad -aunque siempre decantándose en favor de los vascos. Al finalizar el primer parcial el marcador señalaba un 18 a 16 y al finalizar el segundo un 30 a 28.
Sin embargo, fue volver de los vestuarios y el equilibrio se deshizo. David Mouriz, martirizaba a golpe de triples el aro extremeño -6 conseguía a lo largo del todo el encuentro- y entre Manu, Txema y Jasso conquistaban las dos pinturas con insultante superioridad. El despegue de los bilbaínos llevó a que en el minuto 30 el score fuera de 50 a 39 y a que la ansiedad la patrimonializaran los de Jorge Borba.
El ultimo parcial lo fue de exhibición absoluta del Bidaideak que fue ensanchando las diferencias en el marcador hasta llegar al 68 a 50 final que dejaba bien a las claras quien había puesto más en el parqué malagueño.
FINAL: BIDAIDEAK BILBAO BSR 72 – ACE GRAN CANARIA 67
A la tercera fue la vencida. Dos veces antes había llegado a la final de la Copa y se quedó con ganas de levantarla. En Valencia, en 2019 y en Albacete en 2021, Bidaideak estuvo a punto de conseguir la Copa del Rey.
En esta ocasión enfrente le tocaba en suerte un equipo, el ACE Gran Canarias. Los primeros minutos fueron alegres en el juego por parte de los dos equipos, con un Txema Avendaño mostrando toda la finura que está marcando su extraordinaria temporada. Sin embargo, se notaba alguna descompensación defensiva en el cuadro bizkaino, que no era capaz de frenar al pivote holandés Arie Twigth, quien desde la bombilla se encargaba de martillear el aro rival. En los diez minutos del primer parcial marcaba 10 puntos, la mitad de su aportación en todo el partido, que permitía que el parcial primero se lo llevaran los canarios por un 19 a 21. Bastaron los dos minutos de receso, para que redibujaran los bilbaínos su defensa, secaran al holandés y David Mouriz empezara a mandar en el partido. Una serie de 5 triples en 5 intentos, algo sólo al alcance de unos pocos elegidos, fue sólo una parte de su aportación en este segundo parcial. El ritmo del partido estaba en sus manos y la orquesta bilbaína sonaba con los acordes que él decidía. Al descanso, con su batuta, se llegaba con un 45 a 39.
En la reanudación, Bidaideak siguió ofreciendo lo mejor de su juego con dominio de la pintura y aciertos en el perímetro. Por momentos consiguió que la ventaja en el luminoso fuera de dos dígitos y que asomara el fin prematuro del enfrentamiento como tal, pero el canario no es equipo que pare sus ruedas cuando las cosas le vienen mal dadas y, poco a poco, fue reduciendo el diferencial hasta dejarlo en 6 puntos (61-55) a falta del asalto final.
Jasso, que había tenido que irse al banquillo en el tercer parcial al cometer su cuarta personal, volvía a cancha para tratar de recomponer el poder bilbaíno en la pintura. Su presencia y capacidad de ocupar el área fue suficiente para que de nuevo los rebotes acabaran en sus manos, – 21 captó a lo largo del partido- y que los insulares solo pudieran recurrir a los lanzamientos exteriores para tratar de nivelar el encuentro. Pero las manos veteranas de Txema y David y la inteligencia posicional de James fue suficiente para que los últimos momentos del encuentro fueran de sosiego para los bilbaínos.
Con el marcador señalando un 72 a 67, el segundero dejó de correr y dio paso a la exaltación de la alegría que los bizkainos habían ido acumulando desde que el sábado a las 9,30 mostraran las credenciales para llevarse el único titulo que les faltaba en su vitrina.
«Hay mucho detrás de mucha gente que lucha para que esto salga adelante. El trabajo que hace este equipo no es casualidad. Me siento muy orgulloso de este equipo al que pertenezco», dijo Adrián Yáñez, técnico de Bidaideak.
«Muy contento porque ha sido un torneo muy complicado, empezando por Ilunion, dejándoles a los 13 minutos solos. Se lo decía a Asier García: ‘el corazón de un campeón siempre aparece’. Después tuvimos un partido más cómodo ante Mideba, al que ganamos de 18, algo que no había hecho nadie. Y en la final Gran Canaria, que es un equipazo y se lo merecen tanto como nosotros. Han hecho una temporada brutal. Estoy increíblemente contento y ahora a disfrutarlo y celebrarlo», declaró David Mouriz.