Juan Carlos García González (Bilbao, 1969), actual árbitro ACB y Euroliga, recibía este pasado verano en un Navarra Arena a rebosar la medalla de oro de la Federación Española de Baloncesto como reconocimiento a su extensa trayectoria, que le ha llevado a arbitrar, por ejemplo, la final de los JJOO Río 2016. Formado en Basauri e iniciado en el Colegio, Juan Carlos comenzó a interesarse por el arbitraje por la responsabilidad que le daba tener que sacar los partidos adelante desde esa posición. Un ascenso meteórico le dio un sinfín de oportunidades que no olvidará y que piensa transmitir en el proceso formativo de los más jóvenes. Hablamos con la cara visible del arbitraje bizkaino, cuyo silbato aún tiene cuerda para rato.
Juan Carlos, sabemos que eres natural de Basauri. Allí se dan tus inicios en el basket…
Efectivamente. Yo soy de Basauri, y empecé a estudiar en el colegio San José de la localidad. A los diez años, y causado por mi hermano mediano, que jugaba, empecé a jugar y una cosa fue derivando a otra hasta que puedo decir que actualmente sigo dedicándome a mi pasión.
Y también pasaste por una etapa como entrenador, ¿no?
Sí, al final fue muy sencillo, porque el Ariz de aquel entonces se unió con la Cooperativa Basauri para tener equipos de categorías inferiores y surgieron un montón de conjuntos y con ellos, muchos quehaceres. Yo era juvenil, y alguien del Colegio Basauri me propuso coger un equipo de preinfantiles, a lo que accedí. Fue una gran experiencia, en la que aprendí a ver el baloncesto desde otro punto de vista. En la actualidad está el BSK Basauri, al que sigo por las redes, y que creo que está haciendo las cosas muy bien en un sitio como Basauri, en el que predomina el fútbol.
¿Y cómo surge la chispa del arbitraje?
Yo siempre digo que llegué al arbitraje por el baloncesto. César, entrenador de los juveniles de aquel entonces, también llevaba un equipo infantil, y acostumbraba a llamarme para que yo pitase sus partidos. Poco a poco empecé a pitar a más equipos del club… Echaba una mano y le empecé a coger el gusto a la responsabilidad que te otorgaba el arbitraje. Una vez terminé mi etapa como jugador en junior, fui a la Federación e hice el curso… y hasta hoy.
¿Qué dos referencias del arbitraje en tu juventud te vienen a la mente?
En mi época, cuando yo empecé a pitar, estaban las dos referencias de Juanjo Neiro y Kiko de la Maza que no puedo olvidar. Una vez que después entras en el ámbito del comité, hay muchas personas que suman y que te aportan mucho. Principalmente me acuerdo de Juan López Vicente, en aquellos años director del Comité, y se trata de una persona que me ha marcado tanto a nivel deportivo como personal.
Juan Carlos, ¿recuerdas tu primer partido arbitrando?
Perfectamente, tengo muy buena memoria. Fue un juvenil de 2ª femenino en el patio de La Salle, donde aún recuerdo cómo estaba el colegio. Cuando ahora les hablo a mis hijos, que ambos son de La Salle, de cómo era, veo que tienen una percepción muy diferente… Recuerdo el nervio de empezar a hacer algo oficial, poniéndome el uniforme con su responsabilidad… Pité con Roberto, un árbitro conocido del Comité, y puedo decir que fue realmente una gran experiencia.
Si hablamos de canchas bizkainas de aquellos tiempos… ¿qué puedes contarnos?
Realmente no puedo comparar con la actualidad porque yo no estoy al tanto, pero sí tengo varios recuerdos de muchos lugares: por ejemplo, el patio de Gernika con dos columnas en el que se jugaba antes, el frontón de Maristas, la Plaza del Mercado de Durango, Getxo, Paules y Salleko en la margen izquierda…
Un momento de reconocimiento de la labor para el árbitro es siempre un ascenso. ¿Recuerdas el primero de todos ellos?
Sí, fue el ascenso a 1ª Autonómica, pero no recuerdo cuál fue el primer partido. En aquella época, los ascensos los tutelaba el Comité Vizcaíno, y recuerdo una gran alegría porque no deja de ser una satisfacción que te llegue el ascenso, o la invitación a algún curso, como reconocimiento hacia tu labor. Recuerdo un curso que se hizo en Askartza para subir a 1ª B, que fue en el que Sacristán ascendió, y que yo fui de oyente… Cada vez que te decían que subías era una alegría.
Y en estos saltos… el más importante normalmente es el ascenso a ACB…
Sí, pero recuerdo mucho también el salto a la 1ª B, que era el gran cambio, al pasar el tutelaje al Comité Nacional de árbitros. Debuté con el Gaska a reventar en un partido del Askatuak Muebles Martín… Y también la llamada para ACB, al ser lo máximo a lo que realmente puedes aspirar. Mi primer partido en ACB fue un Taugrés – Forum de Valladolid, y recuerdo que Scariolo era el entrenador de los de Vitoria. Arbitré con Eduardo Sánchez y Juan Luis Redondo, y Eduardo tuvo problemas físicos durante el partido y tuvimos que sacarlo prácticamente Juan Luis y yo… Al final, te olvidas de todo, te curtes y tiras para adelante.
Has mencionado la responsabilidad anteriormente como una de los aspectos que más te gustaba del arbitraje, pero habrá alguno más…
Sí, ese es el más claro. Pero por detrás están los valores que transmite el baloncesto y el deporte en general. Solidaridad, esfuerzo, constancia, tenacidad, cooperación… son valores que da el basket y que nosotros también transmitimos al arbitraje.
Si echas la vista atrás… ¿de qué partido en concreto te acuerdas?
Obviamente, el más significativo es la final de los JJOO en Río 2016. Te llegan un montón de recuerdos de gente que ha estado a tu lado y te ha apoyado, y es muy difícil igualar ese sentimiento. Luego siempre hay partidos de los que te acuerdas… primer partido de Copa del Rey, primeros partidos de Europa, Playoffs… Y en torno al debut europeo, tengo una muy buena anécdota. Debuté en Brighton, Inglaterra, y el año pasado descubrí que el entrenador de aquel equipo de Brighton era Nick Nurse, actual campeón de la NBA al mando de los Toronto Raptors.
Entiendo que, a parte de la final de los JJOO, también recordarás el homenaje de este pasado verano en Pamplona con la entrega de la insignia de honor…
Se me pone la piel de gallina. Al final, la carrera arbitral no es una carrera individual. Siempre tienes presente quién te ha estado apoyando, corrigiendo cuando ibas mal… Echar la vista atrás y ver todo lo que has recorrido es un orgullo. Estar en Bizkaia me ha hecho aprender de los mejores y puedo decir que estoy muy orgulloso. Aquel momento fue muy emocionante, con toda la familia, con Jorge Garbajosa… fue un final redondo para la etapa FIBA. He vivido experiencias que ni siquiera imaginaría, con el Mundial de España 2014, en las Américas, los JJOO… y todo eso te nutre y te aporta. En el mundo arbitral vas a tener que parar en algún momento, y en FIBA es a los 50 años. Yo ya estaba mentalizado y no me da pena por ello, me siento muy privilegiado de todo lo que puedo contar.
Cambiando de tercio, voy a preguntarte ahora por el tema de la formación de los árbitros. Tú siempre dices que te gusta involucrarte porque fue precisamente lo que hicieron contigo…
Creo que es parte de nuestra idiosincrasia. Lo que tú has recibido cuando empezabas te apetece devolverlo, y transmitirlo a los árbitros más jóvenes para que ellos sean capaces de aprenderlo y asimismo transmitirlo. Al final, es algo vital, y el basket está en constante evolución, con lo que nosotros tenemos que seguir el hilo del deporte para no desegancharnos de las últimas novedades.
En ese sentido… ¿cómo ves la salud del arbitraje bizkaino?
La verdad es que la veo bien. Hay chavales jóvenes en su proceso de crecimiento y maduración, porque el arbitraje es una carrera muy larga. Ahora mismo, hay gente joven en proceso de mejora, y lo más importante es que tengan la paciencia necesaria para poder lograr sus objetivos, porque no es nada fácil. Ahora mismo en ACB está Sergio, muy joven y con gran proyección… En la LEB tenemos grandes referencias como Asier Quintas, Javi Bravo o Aitor Gómez, que está ahora creciendo… Pero lo veo bien.
Juan Carlos, si hay algo que la gente destaque de ti es que siempre te preocupas por las nuevas tendencias que van apareciendo en el baloncesto. ¿Por qué lo haces?
Creo que es lo normal e inevitable. Me gustan mucho determinadas situaciones, como el contenido y la forma de comunicar de los entrenadores a los jugadores con el juego parado. Todo eso a mí me aporta información, y maneras de ver el juego, a nivel de filosofía, para enriquecerme y controlar más todo lo que puede suceder.
Además de los partidos que arbitras, ¿ves mucho baloncesto?
Muchísimo, soy un friki… (risas) Me gusta estar al día viendo equipos de Euroliga, ACB… porque después me va a tocar arbitrarles y conocerles. Un ejemplo es el Zenit de San Petesburgo, donde recientemente ha entrado Xavi Pascual con toda su filosofía. Tengo que seguir lo que hacen los equipos y los jugadores, con todas sus características.
¿Cómo es una semana cualquiera de Juan Carlos García?
Pues depende de la agenda, pero pueden tocar tres o cuatro partidos por semana fácilmente con dos o tres viajes entre Euroliga y ACB… Sigo sintiéndome privilegiado de hacerlo, pudiendo visitar lugares y pasándolo bien con los compañeros en los viajes. Disfruto mucho con la gente del basket de cada sitio y disfruto cada partido, porque todavía tengo siempre muchas de ponerme el silbato y lanzar el salto inicial… Además, creo que la relación con los entrenadores cada vez es mejor. El hecho de conocerme de tantos años hace que, para ellos, yo tenga credibilidad y los diálogos son siempre muy cordiales y productivos, es mucho más agradable. Te escuchan y quieren saber, y hablar con entrenadores como Ettore Messina, por ejemplo, te llena.
¿Qué situaciones concretas son las que más os preocupan en el baloncesto actual?
El estilo de juego demanda mucho bloqueo directo, pero creo que no nos genera grandes preocupaciones. Sin embargo, creo que la falta antideportiva, con tantos conceptos nuevos introducidos también como novedades, genera líneas muy complicadas de definir. Ahí tenemos que mejorar todavía y ajustar un par de situaciones muy específicas, porque hay otras que están muy claras, como el exceso de contacto o situaciones de contraataque. Pero hay otras en las que cuesta más y hay que trabajar para ajustar esas cosas.
El ver tanto basket también genera que tengáis la posibilidad de hacer scouting de los jugadores y conocer sus tendencias y debilidades. Después, el trabajo que tenéis que hacer es el diferenciar el análisis previo por una acción reiterada y una realidad diferente…
Hay que intentar no crearse un prejuicio. Una cosa es intentar analizar el juego de los equipos, cosa que hacemos semanalmente, haciendo scouting de filosofías de defensa y ataque, jugadores claves… Y otra el dar por hecho el prejuicio. Por ejemplo, una base que nos ayuda es la directriz que tenemos de ‘arbitrar al defensa’. Eso significa leer qué hace el defensor, y si lo hace todo legal, normalmente el atacante será el culpable de esa situación. Trabajamos con esa base para tratar de no castigar innecesariamente al que no hace nada.
Para ir terminando… ¿cómo te ves a ti mismo en el futuro?
Ahora mismo no lo sé. Me siento internamente con cuerda para seguir pitando, con motivación e ilusión por seguir pitando. Me puedo imaginar que estaré ligado a la formación, más en el ámbito de técnicos, pero ahora mismo no te lo puedo asegurar, porque no pienso en ello. Pienso en disfrutar cada momento y dar lo mejor de mí en la pista.
Iñigo Núñez