Hablamos con Mikel Segurado, secretario del Comité de Árbitros Bizkaino y profesor en cursos de entrenador y árbitros. Analizamos las novedades, dificultades en la captación y el futuro de un Comité que necesita cada vez más capital humano para acometer las necesidades de unas competiciones que se encuentran en constante crecimiento.
Para comenzar Mikel, ¿qué tal han ido los cursos recientemente convocados?
Recientemente acabamos de terminar el primer curso. Hemos logrado dar 23 personas de alta y sabemos que los inicios son duros, pero poco a poco, y tutelados en primera instancia, tienen que ir creciendo. Estamos muy contentos con el curso y creemos que es muy positivo que se hayan quedado casi todos los que comenzaron en el curso.
¿Cuál es el principal inconveniente en la labor de captación de árbitros?
Pues el importe económico a abonar según entramos suele ser una de las trabas principales. Nosotros tenemos que pagar la ropa, nuestra licencia… y no todo el mundo dispone de esos recursos para hacer el primer desembolso. Hemos buscado alternativas y la Federación también va a echar un cable, pagando la mitad de la licencia si se pitan 30 partidos.
¿Cuáles son las mayores carencias actuales de los árbitros y anotadores del basket bizkaino?
Pues estamos sufriendo con el tema de los anotadores, porque desde que la Federación Vasca ha estipulado que a sus competiciones han de ir tres anotadores, el resto de competiciones se han visto mermadas. La idea es intentar poco a poco suplirlo con la gente que ha entrado, fundamentalmente a medio plazo. Al final nosotros somos unos ‘mandados’… (risas) Nos dedicamos a organizar los recursos humanos que tenemos para acabar cubriendo todo lo que se puede, que siempre es el objetivo.
¿Qué novedades tenemos este año?
Afortunadamente, se trata de uno de los años en el que menos novedades se han introducido. Estábamos inmersos en una vorágine de cambios y complicaba las cosas. Evidentemente, lo que se busca es que se incremente la velocidad y la rapidez del juego, y las medidas del reglamento giran alrededor de esa tesis. No hay nada excepcional ni resaltable en esta temporada.
¿Cómo os vais adaptando y asimilando las nuevas normas?
Creo que nosotros seremos el colectivo del deporte que más reciclaje tenemos, al nivel de estar en constante renovación. Estamos viendo que, por ejemplo el paso 0, es una regla a la que aún no se le ha sacado el suficiente jugo porque no ha dado tiempo a que la formación actúe. Tratamos de ir siempre a la par de la evolución del deporte, y en ese sentido, que la medida no haya llegado todavía no hace sino darnos tiempo para ir asimilándolo también a nosotros.
El paso 0 se trata de una norma bastante innovadora. ¿Cuáles son las directrices que se os han otorgado para analizar estas acciones?
Los tiempos van avanzando y las herramientas son mucho mejores que hace tiempo. La obligación del árbitro es hacer el ojo a ese tipo de acciones, acostumbrarse a visualizarlas y asimilarlas. La gente aún no está acostumbrada, y ahora tiene más miedo a sancionar acciones extrañas que antes siempre eran pasos. El criterio es claro: en caso de duda no se señalan pasos. En los entrenamientos que hacemos los jueves, tratamos de continuar interiorizando esas situaciones para después poder analizarlas más rápido y en menos tiempo. Pero el reto importante vendrá a partir de ahora, cuando las categorías base comiencen a subir y se vean más acciones de este tipo.
El tema de las antideportivas también se ha endurecido…
Creo que en este aspecto más o menos estamos aplicándolo bastante bien en Bizkaia. Son cosas que hay que ir sufragando poco a poco con el fin último de que el juego sea más rápido y atractivo. También te digo que las antideportivas son, como muchas otras, normas que necesitan de cocción y que dependen del criterio de un árbitro que, en ocasiones, viene de pitar más partidos, está cansado…
¿Qué vemos en el arbitraje del baloncesto bizkaino? ¿Qué objetivos fijarías a medio-largo plazo para mejorar el baloncesto?
Tenemos un objetivo primario, que es acabar con la violencia verbal y física en los terrenos de juego. Necesitamos ayuda de todos los clubes y hago un llamamiento a todos ellos para acabar con la violencia. Es una lacra para los jugadores, árbitros, entrenadores y todos los estamentos del juego y, además, provoca que anualmente haya un porcentaje de árbitros y anotadores que dejen sus funciones. No podemos tener a gente en los campos que se dedique únicamente a insultar y a faltar al respeto. Teniendo el problema de que falta gente, tenemos que acometer la solución de este tema. No sabemos cómo terminar con ello y nos faltan las herramientas para poder hacerlo en la actualidad.
Muchas veces, la poca formación del público influye en ese tipo de comportamientos…
Tal cual. Yo creo que a veces se piensa que el árbitro no es una persona, que es un ser que aparece allí y que no puede cometer errores ni tener sentimientos ni emociones. Lo único que quiere un árbitro es impartir justicia y pasárselo bien arbitrando, como hacen los jugadores y los entrenadores. Y asumimos que nuestro papel es mucho más importante porque ejercemos de jueces, pero creo que el problema principal es que el árbitro es tratado como un extraterrestre. El público debería conocer a la persona y el deporte consiste en conocer a las personas que forman el colectivo, con algo de empatía para poder convivir con todos los componentes del baloncesto.