Repasamos la larga y variada trayectoria del técnico bilbaíno, que actualmente lleva las riendas del Santurtzibasket en Liga EBA. Desde su aventura en Paraguay, pasando por muchas temporadas en la LEB y redondeando su periplo en la liga con el ascenso de la pasada temporada de Bilbao Basket, Elorduy alberga un sinfín de vivencias que han cambiado su baloncesto y su personalidad.
Jorge, son muchos años, muchas experiencias… y además muy diferentes entre sí. ¿Con qué te quedas de todas ellas y de tus diferentes aventuras?
Sobre todo el salir fuera del entorno, ir a Sudamérica… para mí fue un cambio en mi manera de pensar, no solamente en lo baloncestístico. Todo es muy diferente, y trasladado al baloncesto, te das cuenta de que muchas cosas que dabas por hecho aquí allí son muy diferentes. Aprendes a valorar un pabellón bueno, canastas buenas, balones… cosas que son difíciles de encontrar en muchos clubes humildes. Nosotros damos por hecho que si llueve se juega el partido aquí. Bueno, pues allí es lo contrario, si llueve no juegas. Y en primera división. Puede suspenderse una final dos horas antes por goteras en el pabellón…
Allí estuviste en los mejores equipos…
En Paraguay estuve en dos clubes de fútbol, que compiten en la Copa Libertadores. Son organizaciones con una gran dimensión, muy diferentes al resto de clubes del país. Creo que lo que más aprendí allí es la gestión de grupos, y ahora soy más capaz de valorar qué cosas pueden beneficiar al equipo en ese sentido y cuáles nos van a perjudicar.
Y antes y después de tu periplo en el extranjero, diversas experiencias en la LEB. ¿Es la competición que más conoces?
Es una competición que me apasiona. Estoy como loco de poder probar la ACB pero me encanta la LEB. He tenido la suerte de, además, vivir la época del esplendor de la LEB en todos los sentidos, con grandísimos presupuestos y desembolsos económicos en jugadores sensacionales. Estuve en Bilbao Basket también como ayudante de Txus Vidorreta. Uno de los años, Zaragoza tenía alrededor de cinco millones de presupuesto, no te digo más… Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años.
¿Es muy diferente el actual Jorge Elorduy del que se inició en este mundo?
Sí, totalmente. Cuando eres joven eres muy enérgico, vas con corazón a todo, a veces sin medida o muy a lo bruto. He ido mejorando a medida que han pasado los años, aunque sigo siendo un entrenador muy directo y con mucho carácter, y creo que eso es mi cualidad también. Pero creo que antes era más directo aún… (risas)
¿Cómo te llega la oportunidad de ejercer como profesional del baloncesto?
Es curioso, porque yo pasé mi primer año en la Liga EBA de ayudante de Txutxi Solar en el Patronato. Txutxi sale, y me ofrecen tomar las riendas del equipo. A su vez, Samaniego, que por aquel entonces estaba en Calpe, me ofrece ir de ayudante al equipo de LEB 2. Yo tenía un buen trabajo en Bilbao, pero decido tirar todo por la borda y salir a Calpe. Samaniego sale al final de esa primera temporada y yo me quedo como primer entrenador. A partir de ahí, fui encadenando experiencias en otros lugares, cada una mejorando a la anterior.
También has entrenado en femenino al máximo nivel..
Sí, aquí entrené durante una temporada al Promete de Liga Femenina 1. Y mi periplo en Paraguay es siempre con las selecciones femeninas. Disputé un Preolímpico, tres Sudaméricanos y clasificándonos para Copa América y haciendo muy buenos resultados. Y en competiciones de clubes, competí tanto en masculino como en femenino. Está muy extendido coger los dos equipos de un mismo club a la vez, y yo lo hice compatibilizando horarios y etc. Incluso alguno de los años llegué a entrenar también al equipo sub19 del mismo club, que fue una gran experiencia porque pasaron de ser los eternos segundos en esa generación a ganar tras entrenar prácticamente todos los días.
A día de hoy… ¿chicos o chicas?
La verdad es que no hago una gran distinción entre ambas. Cada rama tiene sus pros y sus contras. Creo que el masculino se adapta más a mí por mi personalidad, ya que el jugador masculino es más susceptible de aguantar mi manera de lanzar mensajes. Creo que en ese sentido las chicas lo pueden llevar más, en algún caso, al terreno personal. Sí que es cierto que en el trabajo diario es mejor trabajar con un equipo femenino, ya que son más disciplinadas y más inteligentes en el campo. El basket masculino tiene el componente físico que puedes aprovechar, por otro lado, para jugar por encima del aro… hay multitud de diferencias.
Llevas ya tres años adaptado en Bizkaia… Primero, el cadete de Gernika que cogiste en mitad de temporada. El año pasado, la experiencia como asistente en Bilbao Basket y este año al mando del Santurtzi en EBA. ¿Te gustó la experiencia en Gernika?
Sí, Mario me llamó allá por febrero para ofrecerme esta posibilidad. Le tengo mucho cariño y simpatía al club de Gernika, ya que he colaborado varias veces con ellos y siempre me han tratado muy bien. Me animé y la experiencia fue muy buena. El grupo era muy bueno, y tuve que entender que estaba trabajando nuevamente con niños y no con seniors; creo que eso fue lo que más me costó, entender que por la inestabilidad de los jugadores jóvenes hay semanas en las que se avanza y semanas en las que no, sin aparente explicación. Yo iba a entrenarlas como a un senior, con pequeños matices, porque no sé hacerlo de otra manera…
¿Con qué sensación te quedaste del basket de formación bizkaino?
A mí hay una cosa que no me gusta… Y siempre digo que el problema somos los entrenadores, al ser culpables de que se tengan que poner normas. Jugamos con la idea de ponernos la medalla o sacarle rendimiento al equipo para nosotros, sin tener en cuenta que lo verdaderamente importante es el jugador y su formación. Esa fue una de las mayores decepciones que me llevé compitiendo, que había gente que solo valoraba ganar.
Después llega la oportunidad, y el sueño cumplido del éxito del ascenso del Bilbao Basket…
Realmente fue el año soñado. En el equipo de tu casa, acabas disputando en tu casa el partido para el ascenso, con el campo abarrotado, y asciendes. ¿Dónde había que firmar? Y además, cuando salió el calendario y el formato de competición, yo pensé que podía ser lo más bonito, pero ni me imaginé que pudiese ser en Miribilla. Fue uno de los momentos más emocionantes que yo he pasado. Levanté la cabeza y veía familiares, amigos, gente conocida en la grada… Me quedaba paralizado, sin saber cómo reaccionar, lleno de emoción… Fue un año de muchísimo trabajo, en el que empleamos muchísimo tiempo en análisis de propios y contrarios… Pero todo mereció la pena.
¿Cómo celebraste el ascenso?
Fue idóneo porque además coincidió que era mi cumpleaños. Fue la noche del 2 al 3 de junio, y yo pensé que el mejor regalo que se me podía hacer era el ascenso. Tener a mi gente alrededor, en casa y con el éxito. No me podía imaginar nada mejor.
Tras el verano, y una vez comenzada la temporada… se da la oportunidad de entrar en Santurtzi, en la que es tu tercera etapa en el club morado.
Si os decía que Gernika es un club al que le tengo cariño, lo mismo sucede con Santurtzi, club al que llevo muy dentro y donde siempre se me ha tratado con mucho cariño. Lo que necesiten de mí siempre lo van a tener. Ni me lo pensé, yo acepté encantado.
¿Cómo te encuentras al equipo y qué sensaciones te transmite?
Me encuentro un grupo a la expectativa con el cambio de entrenador. En ese impás, y tratando de cambiar la dinámica y estando a gusto con mis ideas, se ha descolgado gente y se ha realizado un proceso de adaptación a mi forma de proceder como entrenador. Logramos coger el ritmo y llegaron los resultados justo antes del parón, pero la pena es que las fiestas nos han debilitado, por lesiones y enfermedades. Estamos trabajando para recuperar la dinámica previa y lo vamos a conseguir rápidamente, estoy seguro. Tiene que tratarse de un equipo muy intenso, que haga del corazón y del esfuerzo la espada de su juego.
También ha habido cambios en la plantilla…
Sí. Cuando alguien es muy brusco y entra fuerte, el proceso natural de selección se aligera. Se ha marchado la gente que no iba a ser capaz de adaptarse a una situación complicada, y que no iba a ser capaz de sumar. Te quedas con un grupo que quiere trabajar y con el que el entrenador está a gusto.
Ahora comienza la segunda vuelta de la Liga EBA, ¿cómo miras al futuro?
Está claro que el objetivo es obtener la salvación. Pero si tengo que ser sincero, el objetivo es el sábado, y en el partido ha de advertirse un progreso del equipo. Vivo mucho como entrenador de las sensaciones que me da el grupo, y el equipo me invita a pensar lo que va a suceder en los duelos. Tenemos una base de trabajo y lo vamos a recuperar rápido para esta segunda vuelta. Además se están buscando incorporaciones para poder sumar al equipo, para poder alargar el equipo y ampliar la rotación.
Además, en este período, has querido involucrar a varios jugadores de la cantera….
Sí, hablamos del caso concreto de Markel Calvo. Pero creo que le hubiese metido en la dinámica del equipo cualquiera. Su trabajo es muy bueno y tiene muchísima calidad. No es difícil apostar por él, y su dinámica de trabajo es siempre buenísima con su enorme deseo de aprender. Él lo ha hecho todo y se ha puesto ahí y solo queda agradecérselo.
La vuelta de Jon Betolaza también ha fortalecido al equipo…
Sí, además yo ya le había entrenado. Jon es de esos jugadores que te quieres llevar a todos los sitios. Va a muerte a todo, no tiene excusas para absolutamente nada y cada crítica la entiende y la trata de corregir. Incluso te aportan muchas cosas a nivel de juego. Hay que ir, si es necesario a Groenlandia (risas), con ese tipo de jugadores.