Formado en el CB Padura y entrenador desde primer año de junior, Mikel Ereño sigue preguntándose a día de hoy, cada vez que se levanta, qué le deparará el futuro en el deporte de la canasta. Es ayudante de Araberri y entrena cada día el talento de Junior Robinson, la sensación de la LEB Oro. “Nuestro objetivo es la permanencia”, admite el vizcaíno, que trabaja cada día para continuar disfrutando de oportunidades como la de volver a Miribilla para enfrentarse y ganarle ni más ni menos que al Bilbao Basket y a ídolos de la infancia como Alex Mumbrú y Javi Salgado. Conocemos un poco más al padurista aficionado del ajedrez y con estudios en enología, Mikel Ereño.
¿Cómo empiezas en el baloncesto?
Empiezo como prácticamente todo el mundo, jugando producto de una referencia. En este caso fue mi hermano mayor, que jugaba en Arrigorriaga en el CB Padura, y que me empujó a jugar y progresar.
¿Y cómo es el salto a entrenar?
Pues siendo junior de primer año en el Padura se me ofrece la oportunidad de llevar un cadete, y rápidamente me meto en el mundillo y me saco el grado 1 en la Federación Vizcaína. Estuve dos años ahí.
Después te vas a La Rioja a estudiar enología…
Eso es. Allí comienzo a entrenar en un colegio de Haro. La verdad es que era una estructura muy pequeña, con pocos equipos. También fui coordinador deportivo, y ahí entendí un poco más la organización y el basket de formación, además de las relaciones con directiva y sus responsabilidades.
Pero quisiste dar un paso más.
Eso es. Entrenaba un cadete femenino y estaba con un infantil masculino. En La Rioja, para poder entrenar a partir de junior, necesitas el grado 2. Cuando esos infantiles llegaron a la categoría junior yo quería entrenarles y me saqué el grado II en La Salle.
¿Cómo surge la oportunidad de Araberri?
Yo conocía a Asier Alonso, el antiguo director deportivo de Araberri que ha estado aquí hasta este año. Tuve varias citas con Asier, vimos un partido en Mendizorroza, y salieron muchas conversaciones. Al final salió la oportunidad y le estoy muy agradecido tanto a él como a Araberri como club por haberme brindado esta opción.
¿En qué se fundamenta tu trabajo allí actualmente?
Este es mi segundo año como profesional. La pasada temporada fue un gran cambio para mí, ya que pasó a ser un trabajo tras ser un hobby. Actualmente hago un trabajo exhaustivo de scout. Veo muchos partidos, analizamos a los rivales jugador por jugador, intento encontrar la manera de ayudar a nuestros propios jugadores… En definitiva, cogemos el bisturí tanto para el rival como para nosotros. Más allá del evidente apoyo en las dinámicas de entrenamientos y la búsqueda de soluciones en problemas puntuales que surgen en los entrenos.
¿Cuál es el objetivo del equipo en la campaña 18-19?
Deportivamente, sin duda la permanencia. Para nosotros, cada año más que pasamos en la LEB Oro es como un título. Somos el menor presupuesto de la liga, además de que la competencia entre clubes y deportes ha crecido de manera bárbara en los últimos años en Vitoria. Sin embargo, tenemos muchos más objetivos. Por ejemplo, estar atentos a posibles jugadores juveniles que puedan despuntar para meterles en dinámica y hacerles debutar en Mendizorroza, o cuidar el durísimo trabajo que hacen los entrenadores de cantera. La idea es redondear el trabajo que hace el club como estructura.
¿Estáis satisfechos de los resultados hasta la fecha?
Desde luego que sí. Somos un equipo muy joven, nos cuesta ir haciéndonos como equipo. Empezamos 0-5, nos faltaba mucha madurez para cerrar y ganar los partidos aunque hacíamos buen baloncesto. Ahora, tras la racha de 4 victorias, respondemos mejor a los inconvenientes y errores propios. Hemos ganado partidos muy complicados como Bilbao Basket u Oviedo, pero aún nos falta aprender a ganar los partidos. Pero estamos contentísimos con el gran nivel de entrenamientos que tenemos, por lo que estamos convencidos de que llegarán los resultados.
¿Cómo fue la vuelta a Miribilla?
Es uno de mis mejores recuerdos. He estado muchas veces en Miribilla, pero ya solo la sensación de entrar por el túnel de vestuarios 2 horas antes… Estaba nerviosísimo, sudando, y aún no había nadie en el pabellón. Luego miras y te das cuenta de que a tu lado están Alex Mumbrú y Javi Salgado, ídolos de mi infancia. Me percaté de estar ahí a pesar de que en mi infancia no fuera un objetivo claro. Y encima ganamos con el gran final…
Junior Robinson es la gran sensación de la liga. ¿Qué nos puedes contar de él?
Es un escándalo. No deja de sorprenderme… Todos los días hace algo nuevo. Tiene un talento y una proyección inconmensurable, no termino de acostumbrarme a verle cada día que entra por Mendizorroza. Además, es una persona abierta y elegante. Estamos encantados con él.
Sabemos que eres un gran aficionado al ajedrez y a la estrategia…
Sí, aunque ahora ya es complicado encontrar tiempo. Es algo que me ha gustado siempre y yo jugaba con mis amigos y familia los fines de semana. Ahora, como te digo, ya casi no juego a pesar de que me guste.
¿Qué entrenador es el que más te ha influido de todos con los que has compartido vestuario?
El que me metió en el mundillo y me dio el empujón definitivo para entrenar fue Adrián Yáñez. Él me metió en una selección y eso me picó de verdad. Desde ahí me interesó mucho más. Después, debo estarle eternamente agradecido a Antonio Pérez, el entrenador de Araberri de la pasada temporada, que en mi primer año como profesional me ayudó muchísimo deportiva y personalmente. Fue casi como un padre para mí en muchos aspectos y diría que me enseñó más como persona que como entrenador.
Has vivido ya un sinfín de momentos… ¿con qué te quedas?
Son muchos grandes momentos, ya que es un juego y un deporte de emociones. Cada semana hay algo que apuntarse para no olvidar. Pero ha habido cosas que me han ilusionado especialmente, como cuando el año pasado viajamos a Barcelona para enfrentarnos al Barça B. Allí estaba Borja Fernández, en el proyecto blaugrana, tras entrenarle en aquella selección con Adrián. El momento del saludo fue muy emocionante y me gusta quedarme con esas cosas.
Por último… en cuanto a perspectiva de futuro, ¿qué crees que te deparará la vida y el basket?
Esa es la pregunta que me hago cuando me levanto todos los días… (risas). En realidad, sabemos cuántos banquillos hay. Cada vez hay más entrenadores, más jóvenes, con más hambre y preparación. Intento concentrarme en el día a día, en sacarle el máximo rendimiento posible a cada día de aprendizaje y a dar el mayor de los esfuerzos para servir al colectivo. Nunca se sabe lo que vendrá después y yo no tengo ni idea.