Txutxo y Nerea Sanz, aparte de la afectiva relación padre-hija, comparten tiempo, experiencias y, en definitiva, vida, en un hobby que les ha hecho unirse más si cabe. “Me aporta mucho el encontrar a mi lado una visión de baloncesto diferente”, confiesa Txutxo, que esta temporada celebra 50 años en los banquillos. Nerea, a sus 29, es licenciada en IBEF y magisterio deportivo, sin olvidar el título nacional de entrenador de baloncesto recientemente obtenido. “Para mí ha sido muy positiva la influencia de mi padre en el deporte”, revela Nerea esbozando una media sonrisa. Ambos, involucrados este año en dos equipos cada uno, reconocen que “no se parecen en nada”. Txutxo se ocupa también del infantil masculino y Nerea es ayudante en el senior femenino. Fusionan sus ideas en el cadete masculino. En una conversación llana y muy agradable, los Sanz narran planes, objetivos, historias…
“Comencé a los 17 años a entrenar en Loiola, que siempre ha sido mi casa”, rememora Txutxo. “La verdad es que el colegio es donde empecé a jugar y entrenar y allí tengo mis amigos de toda la vida”, reconoce el experimentado entrenador, que este año cumple 50 años en los banquillos desde que comenzara en el colegio bilbaíno. La filosofía de los de Indautxu de “ganar y volver a ganar” coincide absolutamente con la idea de baloncesto de Txutxo Sanz, que “siempre se ha sentido identificado con ellos” a pesar de que “últimamente” lo ha “empezado a ver de otra manera”.
Nerea, por su parte, inició su andadura baloncestística jugando en la ikastola San Nikolas. Su primer entrenador fue precisamente su padre. “¿Cómo no iba a influirme? Fue mi primer entrenador”, cuenta Nerea. Después, tuvo la oportunidad de jugar a las órdenes de Luis Ledesma en el colegio Irlandesas, del que guarda “un gran recuerdo”. Esa experiencia, unida a la cultura baloncestística de su hogar, es la que le empujó a insertarse en el mundo de la dirección de partidos. Pertenece a la generación de jóvenes con gran preparación, como muestran sus licenciaturas en IBEF y magisterio deportivo que, en concordancia con su título superior de entrenador, posibilitan una mayor profesionalidad en la impartición de sapiencia baloncestística.
TXUTXO SANZ, SU ETAPA EN BILBAO BASKET Y CÓMO LLEGÓ A GETXO
Txutxo igualmente ha entrenado en el Bilbao Basket, ejerció como primer entrenador en los inicios del club y siempre vinculado a la Fundación en diferentes ámbitos como la gerencia y la gestión económica. “El año del BB fue muy duro, porque no teníamos dinero y tuvimos que tirar de jugadores vizcaínos, pero salvamos la categoría”. Después, tomó las riendas de la gerencia y fue vicepresidente, haciéndose cargo íntegramente de la actividad económica. “Ahora ya estoy jubilado”, ríe Sanz…
Antes y de la mano de Javier Añúa, del que había sido ayudante varias temporadas en el Águilas, Txutxo tuvo la oportunidad de ser entrenador profesional. “Así es, llegó una oferta desde el Limoges francés, un histórico”. Sin embargo, después de meditarlo, rechazó la propuesta porque “tenía novia y estaba muy cómodo aquí”, ya que se dio cuenta de que “no merecía la pena”. Tomó el relevo del mismo Añúa en Águilas y fue el primer entrenador con balance satisfactorio durante dos años en los que se mantuvo la categoría.
NEREA SANZ, UNA VISIÓN DIFERENTE Y EL TRABAJO FÍSICO COMO ELEMENTO DISTINTIVO
Posteriormente, ambos recalaron en el Getxo, club en el que desarrollan su actividad actualmente, y al que están “muy agradecidos” por haberles recibido “muy bien”. En la margen derecha, Nerea ha encontrado el espacio donde llevar a cabo un proyecto que ya barruntaba tiempo atrás. “Efectivamente, queremos dotarles de una buena forma física, que será una gran herramienta para su futuro. Hemos comenzado sesiones de preparación con los equipos cadetes y juveniles masculinos, pero esperamos que próximamente se amplíe también a las categorías femeninas”. Contemplamos, en el preludio del entrenamiento, que los jugadores llegan 30 minutos antes toalla en mano y realizan ejercicios determinados por el plan sin ninguna necesidad de aviso por parte de los Sanz. “La verdad es que hemos conseguido convencerles y se sienten bien…”
No obstante, Txutxo ya lleva tiempo en el Getxo. “Me acogieron cuando vine a vivir aquí”, afirma. “He pasado grandes años, llegamos incluso a clasificarnos y certificar el ascenso a lo que hoy sería la LEB ORO, pero no pudimos materializarlo, como es costumbre, por mor de la cuestión económica”, lamenta Sanz. El bilbaíno, ya jubilado, es ahora un habitual de la radio, donde analiza los partidos de Bilbao Basket. “Me llevo muy bien con José Manuel Monje desde la etapa de BB y siempre me llama para la tertulia y el análisis en Onda Vasca. Nos lo pasamos muy bien aunque la realidad del equipo…”
Centrándonos en el equipo cadete, surge la incógnita de la manera de adoptar las decisiones. “¿En conjunto? Nunca. Será consenso, y de vez en cuando…”, afirman riendo ambos. Pero el objetivo es el mismo. “Nos gustaría, sin dejar de lado la técnica individual, darle una vuelta al tema táctico, de manera que ostenten la capacidad de resolver los pequeños problemas que van presentándose durante partidos y entrenamientos. Buscamos el futuro a pesar de que los resultados no acompañen en el presente”. Nerea, asimismo, se encarga completamente de un apartado físico en el que relucen patentes mejoras individuales.
Por un lado, Nerea transita también por el senior femenino de primera división de Getxo que dirige Fran Rodríguez como ayudante y encargada del tema físico. “Ya probé estar cerca de un senior en Loiola al lado de Alex Aurre y fue una buena experiencia”, añade Sanz. Por otro, Txutxo está a caballo con el infantil masculino, equipo con el que confiesa divertirse mucho: “Les lastra la estatura y es un hándicap, pero lo compensan con su inteligencia, ¡son listos de narices!”.
BORJA MENDÍA Y JORGE BILBAO, PUPILOS DE TXUTXO
De la ingente cantidad de jugadores que ha entrenado Txutxo Sanz, dos son profesionales en la actualidad. Uno de ellos es Borja Mendia, de la primera plantilla de Bilbao Basket. Otro es Jorge Bilbao, en Polonia en estos momentos. “Guardo relación con ellos. Precisamente acabo de recibir unos mensajes de Jorge contándome que el primer entrenamiento posterior a su lesión se ha saldado con buenas sensaciones y que va a hacer una mini pretemporada”. De ambos destacaría su “ética y capacidad para trabajar”. Sin embargo, no quiere olvidarse de un tercero que ha recorrido una senda similar hasta la fecha a la escogida por Jorge Bilbao. “Aitor López Bretón también vuelve este año de USA. Es un chaval muy centrado en sus estudios y veremos qué le depara el baloncesto en su vuelta”.
“He visto una gran evolución estos años en el baloncesto. Todo ha mejorado. Pero ahora existen diferentes tipos de jugadores”, propone Txutxo. Antes, según él, se encontraban jugadores y bases que “controlaban el partido los 40 minutos”. “Ahora encuentras pequeños que se cuelgan del aro y gente tirando de 14 metros…(risas)”, sugiere en consenso con Nerea. Ambos creen que antes era “más sencillo” encontrar salidas al contraataque, no hacía falta incitar al jugador a ir al rebote ofensivo… entre otras diferencias. Lo achacan a una “carencia de alegría”, valor que antes resultaba “casi intrínseco al jugador de baloncesto”.
Diferentes. Compañeros. Padre e hija. “Me ha aportado muchísimo, él me ha inculcado gran parte de mi idea de baloncesto”, sustenta Nerea. “Para mí es enriquecedor y reconfortante, una experiencia de vida, haber entrenado a Nerea y ahora compartir con ella. Estoy orgulloso de hacerlo”, secunda Txutxo. “Además, sus conocimientos físicos y su diferente idea de baloncesto completa la formación que ofrecemos”, zanja el de Indautxu. Una relación que, sin lugar a dudas, continúa dando frutos mediante lo puramente baloncestístico además de lo emocional. Porque, al final, todo queda en cuestiones de familia.