Las competiciones escolares alzaron el telón el pasado fin de semana en Bizkaia. Colorido, sonrisas, alegría y emoción combinados con enfados, berrinches, reprimendas… y un sinfín de anécdotas dignas de narrarse. Un balón perdido, un caño, una falta no pitada, un triplazo, cánticos de los aitas en la grada… serán la comidilla del día en las casas de los protagonistas, los jugadores. Sin embargo, para que los niños puedan disfrutar, es necesaria la participación de diversos elementos que acaban produciendo un espectáculo que nunca tiene una repetición. Entrenadores, por una parte, y Eskola Laguntzailes, por otra, son decisivos en las pequeñas historias que genera cada duelo escolar.
En Santurtzi, el estreno de uno de los equipos escolares se produjo en la matinal del día de los santos. El equipo mini masculino santurtziarra se citó con su homólogo de Barrena Berri para inaugurar la competición en el grupo A. Los locales, entrenados por Ander Agirre, reflejaban la pasión y las ganas propias de un debut en la temporada. En el otro bando, los jugadores de Ortuella expresaban, aparentemente, una mayor tranquilidad. Jone Arruza, entrenadora del club de la zona minera, trataba de alentar a los suyos en el calentamiento para que, al menos, entraran en el partido concentrados.
El lanzamiento del balón tricolor en el salto inicial dio paso a la ya clásica intensidad y velocidad de los encuentros escolares. Con la libertad llevada al extremo, los pequeños corren, disfrutan, lo intentan y regalan a los asistentes una verdadera exhibición de alegría e ilusión. En el caos generado por la locura de las decisiones, reina el equipo que mejor consigue articularse dentro de la evidente desorganización. Pero este despliegue de actividad continua produce que los jóvenes puedan disponer de todos sus recursos y llevarlos a la práctica, sorprendiendo, en ocasiones, incluso a sus propios maestros.
En el caso del encuentro de Santurtzi, ambos equipos propusieron un gran ritmo de juego, que provocó continuos contraataques y transiciones rápidas. El público, atento en todo momento, no pudo siquiera bostezar a pesar de la hora de inicio del choque. Aquella frase, varias veces pronunciada por un conocido narrador deportivo, de que “si pestañean se lo van a perder”, fue interpretada a la perfección por una grada que no paró de animar y espolear a los actores principales.
Transcurrieron los minutos de juego, con acciones espectaculares en favor de unos y de otros. La definición de la victoria avanzaba inexorablemente hacia un desenlace de infarto en los últimos minutos y así fue. Mientras que Barrena Berri trataba continuamente de despegarse en el marcador, los pupilos de Ander Agirre hacían la goma y recortaban las diferencias con parciales y momentos esporádicos de inspiración. Los de Jone Arruza, en todo momento al mando en el marcador, rozaron en diversas ocasiones romper el partido pero no consiguieron consumar y corroborar las ventajas que manejaron.
Los últimos 8 minutos depararían incertidumbre hasta el último de los segundos. Los visitantes consiguieron establecer rentas de hasta 8 puntos, pero un increíble tirón final de los morados les puso a tiro de piedra para la última posesión. No consiguieron anotar y la victoria, para tristeza local y alegría visitante, se marchó para Ortuella. Bastarían 5 segundos para que vencedores y vencidos chocaran sus manos con total cordialidad y se abrazaran posteriormente. Abrazados unos y otros, tocaría ahora dar buena cuenta de una tortilla que esperaba en el bar del polideportivo Mikel Trueba. Porque no sería el último esfuerzo.
A cargo del silbato y de la mesa de anotadores estuvieron Eneko Ruiz y Ainhoa Goñi. Dos jóvenes santurtziarras ya habituales en labores de esta índole, que desarrollaron sus tareas con sobriedad y seriedad, controlando el partido en todo momento y acertando en sus deberes.
Ander Agirre, al final del encuentro, declaró que ya tenían “muchísimas ganas de empezar” porque “los chavales no habían disputado ningún amistoso”. “Afrontamos la competición con muchas ganas de hacerlo bien y divertirnos”, expresó Agirre, satisfecho después incluso de la derrota. Por último, el coach santurtziarra declaró que dispone de “un grupo muy heterogéneo, con jugadores de muy distinto nivel” y que “queda mucho trabajo por hacer”.
Por el bando ganador, Jone Arruza expresó su alegría por la victoria cosechada. “Además, los chavales estaban deseosos por empezar, ya que habíamos jugado un amistoso que no nos salió nada bien”, aportó Arruza. Al ser preguntada por el grupo en el que el equipo competirá esta temporada, la entrenadora vizcaína afirmó que “los chicos tienen muchas ganas de medirse en el grupo A, ya que siempre han competido en D u otros”.
El colofón final de la jornada se produjo con el partido que disputó inmediatamente después el equipo EBA en el que los pequeños también jugarían un papel determinante. En la función de entidad de la mañana, el público disfrutó en los tiempos muertos de los más pequeños, que amenizaron a la grada jugando partidillos y originaron repetidas expresiones de sorpresa del respetable que acudió al polideportivo.
Las competiciones escolares, inauguradas este fin de semana, están de vuelta. Para sus protagonistas cada partido escolar no es un partido cualquiera, es la máxima expresión de la diversión a través del baloncesto. Porque, realmente, el resultado es lo de menos vistas las sonrisas de los protagonistas.