Javier García Choya (19/9/1980) pasa gran parte de sus fines de semana en las pistas de baloncesto vizcaínas. Polifacético, lo hace desde diferentes realidades; en el senior especial del Getxo disfruta de la que, esta vez sí, puede ser su última temporada. “Es la primera vez que me lo planteo seriamente”, comenta ‘Txoya’. Por otro lado, el natural de Sestao ejerce de anotador en una media de 120 encuentros por temporada y, por si no fuese suficiente, de vez en cuando ve la luz su chándal de Eskola Laguntzaile. Juega siempre con calcetines blancos con el lazo rosa en solidaridad con las víctimas del cáncer de mama y en recuerdo de su madre. Y reconoce que, de no ser por la labor de su mujer, masajista de profesión, no hubiese podido jugar tanto tiempo a baloncesto, que es su verdadera pasión.
Txoya, en tu trayectoria como jugador has competido con el escudo de varios clubes, ¿guardas buenos recuerdos de todos ellos?
Así es. Salí de Salleko, donde empecé a jugar en preinfantil, pero después estuve en Oribeltza, retorné a Salleko, pasé por Ugeraga Sopelana, estuve un año en Barrena Berri y finalmente ahora estoy en Getxo después de pasar por Jarrilleros. He estado a gusto en todos los lugares y creo que tengo amigos en todos ellos. Creo también que tengo un carácter afable y sociable y que ha contribuido a ello, desde luego.
Con la peculiaridad de que siempre te ha gustado, además, jugar dos partidos por fin de semana…
Sí. En todos los sitios que he estado he demandado que se me hiciera ficha en un equipo inferior para jugar dos partidos por fin de semana. Soy así de inconsciente…
¿Cuál recuerdas como tu mejor etapa?
Si tuviese que elegir, me quedaría con el equipo de Oribeltza que realizó tres ascensos subiendo hasta la categoría de autonómica. Se trataba de un grupo humano excelente y disfruté mucho.
Y este año, en tu vigésimo quinta temporada en el basket, estás realizando grandes actuaciones en el Getxo, ¿no?
Sí, me ha tocado realizar más tiros y adoptar ese rol de anotador. Después de un muy mal comienzo decidí, de acuerdo con el entrenador, tomar más responsabilidad y ciertamente ha salido bastante bien. Estamos contentísimos con la campaña realizada hasta la fecha.
¿Te sientes cómodo en el papel de veterano que se te atribuye en la dinámica del equipo?
Creo que aconsejar al entrenador, hacerle sentir importante y defenderle a muerte, involucrar a todos… genera buen ambiente. Nosotros estamos en un gran momento gracias a la gran relación de vestuario, que en mi opinión es primordial.
¡Llegaste a anotar un triple ante Zornotza para empatar el partido que trascendió en las redes!
Fue un alegrón. Se me ocurrió sacar dando en la espalda de mi par, y luego no me lo pensé, lancé y anoté por suerte. Pero lo importante fue, sin lugar a dudas, lograr la victoria en Amorebieta. Como me recordó mi amigo Joseba Macías, ya había hecho alguna de esas anteriormente…
En ese sentido, ¿qué valoración te merece la categoría senior especial?
Es una de las categorías que más me gusta. Existe una gran competitividad y es una liga muy igualada. Una de sus ventajas es que no hay que hacer grandes desplazamientos, que a mí eso me dejaba tocado. Aunque no te lo creas, soy muy dormilón y me gusta mucho ir bien descansado a los partidos… (risas)
En otro orden de cosas, ya comentábamos que prácticamente anotas 120 partidos de media por campaña. ¿Qué motivación encuentras para hacerlo?
Sinceramente, me gusta y me divierte, aunque es evidente que la remuneración económica es importante a la hora de cubrir más o menos partidos por jornada. Estoy muy contento porque comencé a anotar en 2009 y ya estoy en la máxima categoría nacional. Puedo ejercer de anotador de un partido de hasta Leb Oro o Liga Día, y de hecho este año he tenido la oportunidad de anotar el partido que Araberri disputó en Larrea. Agradezco mucho que se acordaran de mí en aquel momento.
¿Cuáles son los mejores recuerdos que guardas anotando?
Bastantes eventos gratificantes. El partido comentado antes de Leb Oro, la posibilidad de anotar en el campeonato de España junior, grandes partidos de EBA… Los grandes partidos de baloncesto que divierten a todo el mundo y que me toca anotar.
Desde tu experiencia, ¿cómo ves la introducción del acta digital?
Muy bien. Nos ha pillado de sopetón en mitad de la temporada y creo que por ello ha costado más. Pero se trata de un gran avance y apoyo la transformación. Evidentemente los cambios siempre son traumáticas pero es importante confiar en el programa, que a pesar de que tiene algún error está muy bien.
Sólo te quedaría arbitrar después de anotar y jugar…
Desde luego que me lo han mentado en infinidad de ocasiones. Pero siempre he defendido que uno no puede ser jugador y árbitro. Creo que no es para nada compatible y no lo haré por el momento.
Porque el palo de entrenar sí lo has tocado en alguna ocasión, ¿verdad?
En efecto. He entrenado dos años en Jarrilleros y otro en Oribeltza. Siempre lo he tenido complicado por anotar y jugar instantáneamente. Y ello sumado al trabajo, que evidentemente aporta una dosis de complejidad. Me gusta mucho y me pica el gusanillo, es posible que vuelva a entrenar pronto. Estuve a punto de hacerlo este año en Getxo pero finalmente no pude hacerlo, desgraciadamente.
Porque dices que igual este año es el último…
Verdaderamente es la primera ocasión en la que contemplo la opción de la retirada con seriedad. Lo estoy pensando pero aún no he decidido nada. Por ello igual lo cambio por entrenar, o busco un equipo de menor exigencia. A saber, mis mejores amigos siempre me dicen que al final no lo voy a dejar… (risas)
Alguien cercano a ti ha sido determinante para alargar tu trayectoria…
Así es. Mi mujer, que es masajista, es un pilar básico y me ha ayudado mucho tratándome las lesiones, molestias o cualquier inconveniente. Le he hecho en alguna ocasión poner la camilla a las 11 de la noche a la pobre…
¿Qué jugadores escogerías como los mejores con los que has compartido vestuario?
No me voy a mojar porque sería injusto. He jugado con grandes jugadores pero me parece que la definición de buen jugador trasciende lo mostrado en una cancha. Va más allá, con la actitud, la manera de dar ejemplo… Hay muchas cosas.
Y…¿tampoco te mojarás en los banquillos?
No. Tuve, sobre todo, grandísimos entrenadores en formación, cuando estaba en Salleko, que entrenaban de manera altruista y a los que les debo el jugador que soy actualmente. Pero no mencionaré a nadie porque me he quedado con algo de todos ellos.
No obstante y en contraste, también te ha dado tristezas el baloncesto
Me lesioné del tobillo y el pie se me giró 90 grados en una acción de partido. Estuve más de medio año retirado y volví con sobrepeso. Mucha gente me aconsejaba que dejase de jugar pero fíjate, recuperé la forma y aquí estoy, a mis 37 años.
Tras 25 años, ¿cómo definirías al Txoya jugador?
Un guerrero de las regionales. Ahí sigo, dando guerra con mi competitividad. Y creo que no se me da del todo mal el deporte… (risas). Me gusta el compromiso y la seriedad en los encuentros y siempre quiero ganar, como todo el mundo.