(FOTO: SILVIA SF/El Periódico de Extremadura) El destino de una persona cuya trayectoria no requiere presentación como Eduardo Pascual le ha llevado ahora a asumir el reto de liderar una entidad histórica como el Cáceres en los despachos, su especialidad. El bilbaíno, que se comprometió con la organización extremeña a finales de verano, asumió el desafío con toda la valentía y ambición de aquel que aterriza por primera vez en un lugar con altas expectativas. Los resultados, además, han acompañado, y el objetivo fijado de la permanencia se ha transformado en la ilusión de volver a disputar unos Playoffs en la ciudad de Cáceres. De todo ello charlamos con el experimentado director general y deportivo, que habla claro acerca de la situación del Club y de la liga LEB Oro.
Por muy lejos que esté de casa, uno siempre acaba reunido con sus orígenes… Vemos ahora ejemplos de personas que se dedican profesionalmente al baloncesto en distintos ámbitos, pero nos sigue costando producir jugadores para el máximo nivel.
Siempre es el aspecto que más cuesta. Ha habido muy pocos jugadores bizkainos que han podido llegar a la ACB históricamente, y es evidente que es el trabajo más difícil. Todo lo que es el entorno de la pista sí que es algo más fácil, como los entrenadores u otras figuras, pero cuesta mucho producir jugadores.
Actualmente eres el director general y deportivo de una entidad histórica como Cáceres. ¿Cómo es tu labor en esa doble función administrativa y deportiva?
Yo ya lo hice en el año 2001 en Burgos, con las dos parcelas; tanto la gerencial o administrativa como la parte deportiva. Es como un 2×1 en oferta, y tienes que tener ganas de asumir retos y trabajar para hacer algo chulo.
De todas maneras, no has tenido mucho tiempo para ir generando estructura y poner en marcha todos los aspectos que tienes en mente, ya que llegaste avanzado el verano a la entidad extremeña.
Así fue. El Club contactó conmigo a finales de julio y fue en agosto cuando me incorporé, con todo que hacer. Y cuando se dice todo es todo… No teníamos ningún jugador y muchas de las cosas que se da por hecho que un club debe tener estaban cerradas, como la ropa o campaña de abonos… De esta manera, sí que se hizo más atractivo y más desafiante el hecho de meterse en un proyecto, con muchas horas de trabajo inicial. Y de momento, además, contamos con la suerte de los resultados, que son los que marcan, ya que a fin de cuentas el trabajo es más o menos el mismo. Me decía un entrenador de la liga ACB que cuando han pasado tantas jornadas y nos sigue yendo bien ya no es cuestión de suerte, pero sí que hemos tenido en determinados encuentros un punto de fortuna que nos ha hecho salir airosos de finales ajustados, y el ejemplo es que todos nuestros triunfos son por menos de diez puntos.
De todas maneras, vuestro objetivo inicial era la permanencia y a día de hoy acumuláis un balance de doce victorias y ocho derrotas que os sitúa en la parte alta de la clasificación. El conjunto está funcionando muy bien con un bloque nacional importante. ¿Ha de ser un orgullo para Cáceres tener un equipo ahí arriba?
La memoria, en todo caso, es efímera. Virtualmente estamos salvados, pero ahora ya queremos rápidamente jugar los playoffs e incluso algunos hablan de subir a la ACB desde esta tercera posición. Lo que sí que hemos intentado e intentamos es ilusionar nuevamente a una afición y a una ciudad cuyo proyecto huele a ACB, y que quiere en un futuro volver a donde le corresponde.
La LEB Oro genera en todos nosotros sentimientos encontrados. Su trascendencia ha crecido ahora con la llegada de Marc Gasol, pero en muchas circunstancias parece una liga sumida en el ostracismo mediático a pesar de su atractivo competitivo. ¿Qué diferencias te has encontrado con la LEB que en su día dejaste?
La verdad es que ha perdido bastante la brillantez que tenía la última vez que yo formé parte de un proyecto de esta categoría en 2009, fundamentalmente a causa de la radical bajada de los presupuestos de los clubs. Antes se estaba más cerca de la ACB, mientras que ahora existe un agujero importante, tanto en el aspecto económico como en el mediático y de soporte que tienen que tener los clubs para competir. No obstante, creo que el buen hacer de entrenadores y clubs posibilita el hacer que sea divertida, amena y sumamente interesante.
La calidad de los jugadores es lo que más se ha perdido, dejando a un lado a los nacionales, que se mantienen. La bajada de presupuestos indica una dificultad grande a la hora de acometer fichajes de extranjeros, que antes eran jugadores más importantes mientras que ahora, por motivos económicos, prefieren irse por ejemplo a Islandia, Bélgica o Austria. En todas esas ligas hemos perdido jugadores, y ahora tenemos que competir con otras competiciones distintas que en muchos casos nos arrebatan fichajes de calidad. Y después, creo que el deseo y la ambición por parte de distintas ciudades y proyectos de competir en ACB ha descendido; existe un conformismo alto de que vale con participar o estar en la parte alta, y basta con echar una mirada a los equipos que forman la cabeza de la liga. Antes había más proyectos que se morían por competir en ACB, mientras ahora parece que en muchos casos ‘no pasa nada’.
Otro de los puntos interesantes de tu trayectoria fue tu trabajo para una franquicia NBA, concretamente para los Minnesota Timberwolves. ¿Cómo ha cambiado tu mentalidad haber formado parte de semejante organización?
Por una parte, estuve tres años trabajando para los Timberwolves. Fue una experiencia increíble poder preparar un Draft, hacer seguimiento de jugadores a nivel internacional… Lo que más me gustó es la rigidez que tienen los americanos a la hora de trabajar en el baloncesto generando rankings y otras cuestiones. Sin duda, me lo llevo en una mochila que me sirve ahora y que espero que me sirva en un futuro. Y después, desde el año 2000 en el que tuve la responsabilidad de fichar jugadores extranjeros, he ido cogiendo experiencia y la comprensión de cómo funciona el baloncesto en todo el mundo. Precisamente esta semana iba a ir a Alemania a seguir cómo funciona el basket allí para coger ideas, porque no puedes parar de sumar conocimientos a nivel internacional.
Toda tu trayectoria ha estado acompañada de una creación propia como es SportEvents, a través de la cual llevas más de veinticinco años organizando campus.
Sí, y fue precisamente cuando estaba en Bilbao en la 95-96, temporada en la que nos quedamos a un partido que nos ganó Valencia Basket de subir a la ACB, cuando comencé a organizar campus. Durante este tiempo, he organizado campus a Pablo Prigioni, José Manuel Calderón, Luka Doncic, Javi Salgado… Muchos proyectos con un montón de entrenadores que en muchos casos están ahora en la ACB o en ligas LEB. La verdad es que ha pasado mucha gente y hemos podido convivir alrededor del baloncesto y no dejar de lado el trabajo formativo del baloncesto.