El reputado y experimentado técnico bilbaíno Jorge Elorduy emprendía el pasado verano la aventura de cruzar el charco y embarcarse en un proyecto que no tiene techo como el de Astros de Jalisco. De la mano de Sergio Valdeolmillos y afincada en la enorme ciudad de Guadalajara, la franquicia mexicana ostenta la ambición de enrolarse, pronto, en la dinámica de la G-League y en un futuro no muy lejano formar parte del plan de expansión de la NBA. Son palabras mayores las que pueden salir de la boca de una parte importante del equipo como es Elorduy, que se ha proclamado recientemente subcampeón nacional como entrenador asistente y dirigirá, a partir de febrero, al equipo de Astros como primer entrenador en otro torneo. Descubrimos como es la competición en México y otras muchas cosas que nuestro protagonista puede contarnos gracias a un ambicioso reto que ha tomado con muchas ganas y en un lugar en el que se siente querido.
¿Cómo es la competición allí?
Es una competición que tiene historia, pero ha tenido fases en las que reclamaba un interés menor. La temporada este año ha durado tres meses, y creo que eso hace que sea evidente que se puede dar un paso más para mejorar. El nivel de baloncesto es cada vez mayor, los jugadores que juegan son ‘top’ y la liga poco a poco va creciendo. En eso nos hemos fijado Sergio y yo para dar el paso e ir a México.
Es la segunda ocasión que cruzas el charco para vivir y trabajar en Sudamérica. ¿Cómo ha sido para ti personalmente volver a salir de casa?
Ha sido bastante diferente a aquella aventura de Paraguay. El nivel de organización es muy diferente, y la perspectiva de crecimiento del club al que he ido, Astros de Jalisco, es muy ambiciosa. La idea de la franquicia ahora es la siguiente: compró la licencia para la plaza de la Liga Nacional, que es donde hemos competido este año, y además ha comprado la licencia también de otra liga mexicana que comienza en febrero y en la que yo voy a dirigir el equipo. Este último torneo y el formar parte del mismo se ha realizado con la idea de darle continuidad al proyecto y al equipo. Para más inri, la franquicia va a comprar una licencia de basket femenino en la liga nacional. Por último, se han iniciado conversaciones con la NBA para primero ser franquicia de la G-League (liga de desarrollo) y, en un futuro no muy lejano, tratar de entrar en el plan de expansión de la NBA en México. Lo que ha cambiado es precisamente todo esto y la entidad del proyecto, así como su capacidad para crecer en una ciudad como Guadalajara, que tiene ocho millones de habitantes y casi treinta de población satélite alrededor. La NBA ha puesto sus ojos en esa zona y vamos a tratar de poder estar en este proyecto.
La G-League o Liga de Desarrollo de la NBA, además, está tomando una presencia importante con su crecimiento en los últimos años. Vemos noticias de, por ejemplo, Serge Ibaka jugando para un equipo de esta liga delante de 5000 personas… ¿Cómo se concibe la cercanía con ese mundo?
Con mucha ilusión. A pesar de vivir dentro del mundillo desde hace años son cosas que solo hemos visto por la TV, y nunca piensas que la dimensión puede llegar hasta ese punto. Pero creo que ahora se están dando las circunstancias, y la más importante de ellas es el hecho de que en Astros entrase un dueño muy potente a nivel económico nacional. Ha potenciado la franquicia, ha evolucionado y dado pasos adelante en la construcción de un Arena de 20.000 espectadores, la NBA se ha instalado en Guadalajara con una tienda, que es el primer paso… es muy relevante. Se sabe desde hace tiempo que la NBA tenía fijada su mira en México, porque hay en torno a treinta millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos. Al final, es un público objetivo bastante bueno para ellos y un mercado que puede abrirse. Poder entrar en todo esto te hace saltar el charco con menos miedo que la primera vez que me busqué.
Has compartido banquillo con Sergio Valdeolmillos, un técnico con el que además tienes muy buena relación personal. Suponemos que os habéis complementado perfectamente…
Tenemos una muy buena relación personal desde hace veinte años y siempre habíamos hablado mucho de baloncesto en conversaciones muy largas, pero nunca habíamos trabajado juntos. Ante dos caracteres muy parecidos y muy fuertes, el hecho es que nos hemos llevado y complementado muy bien en el banquillo. Sergio me ha dado las llaves del equipo; me ha dejado hacer y ser yo mismo, y estoy muy agradecido al haber disfrutado mucho. Nunca me he sentido segundo entrenador del equipo, sino que me he sentido parte de un grupo de trabajo. Es cierto que ahora voy a ser yo el primero en el proyecto de continuidad que vamos a tener, y ahí voy a poder, quizás, tomar alguna decisión más. Pero no tengo la sensación de no haberlas tomado, sino de haber participado de todo. Me ha abierto las puertas y me ha dejado aportar mis ideas en todo. Esto hace que estés más cómodo y que no se aprecie tanto la distancia.
¿Para este segundo torneo mantenéis la plantilla o habéis tenido que rehacer el equipo?
Es algo muy novedoso en México, ya que normalmente la liga dura tres meses y las franquicias de liga nacional cierran hasta la temporada siguiente durante muchos meses. A la liga le falta dar un paso adelante en ese sentido, creo. Pero hemos comprado una franquicia en la otra liga para poder hacer un trabajo anual, y estamos tratando de hacer el equipo que empezará a entrenar en torno a mitad de febrero con cierta continuidad y una base del equipo que ha trabajado en la primera parte para llevarlo al siguiente torneo. Buscamos la estabilidad de año que no existe en México por la corta duración. Después, el hecho de haber quedado finalista hace también que se participe en la Liga de las Américas. Por eso hay que tratar de continuar afianzando el grupo para poder hacerlo bien a nivel internacional, como ha sucedido habitualmente con las participaciones de equipos del país. Trataremos de poder llegar bien.
La primera competición que has vivido no tiene nada que ver con lo que conocemos en Europa, con playoffs a siete partidos, por ejemplo…
Todo es muy diferente. Hay una pretemporada en la que puedes entrenar y no juegas prácticamente partidos amistosos por la enorme distancia que hay entre los equipos, pero cuando entras en temporada viajas mucho y no entrenas prácticamente. Es complicado evolucionar al equipo en esa situación, y lo haces fundamentalmente a través del vídeo y del ‘walk through’. Juegas mucho partidos y ya es el summum, con diecisiete partidos en un mes, como ha sucedido este año y más de un partido cada dos días. Te haces mucho a la idea de mejorar sin entrenar, pero como el nivel de los jugadores es alto nos ayuda mucho, y son capaces de asimilar cosas mediante el vídeo que yo en mi cabeza no pensaba que se podían hacer sin entrenar.
Y dejando a un lado el modelo… ¿qué otras diferencias te has encontrado a nivel baloncestístico?
Se juega muy rápido, a muchas posesiones… y, al no tener tanto tiempo para entrenar, prima el talento individual. Sergio y yo, que procedemos de la escuela europea, tratamos de salirnos un poco de eso y generar más juego colectivo, y de hecho lo hemos conseguido, terminando primeros en asistencias en la liga. La calidad del jugador es muy alta, sobre todo del extranjero, ya que son jugadores que en Europa juegan ligas de calidad. La velocidad es muy alta y en el partido no te da tiempo a plantearte el error, porque normalmente siempre tienes partido al día siguiente.