La realidad de los dos equipos bizkainos de Liga Femenina 2 es una realidad complicada y con mucha trastienda más allá de la simple competición que los espectadores podemos apreciar y nos sentamos a ver desde la cómoda posición del sofá de nuestras viviendas. El complicado momento económico y sanitario que atraviesa en la actualidad la sociedad hace que los presupuestos se hayan ajustado y cualquier gasto sea profundamente meditado y reflexionado, tanto por el Ibaizabal ST como por el Barakaldo EST, dos clubes con objetivos distintos que pelean cada año por competir al máximo de sus posibilidades. No obstante, diversos obstáculos externos aparecen en el camino y complican la vida a las guerreras fabriles y galdakaoztarras en la lidia por cumplir sus metas. Enumeramos a continuación una serie de inconvenientes trascendentales que ejercen de factor condicionante de la competición.
El primer gran problema es el de los viajes. Porque a las de Urreta y Lasesarre les ha tocado la ‘suerte’ de contar con seis equipos gallegos entre los catorce que conforman la liga, con los desplazamientos, en coste y vida, que conllevan. “Los recursos que tienen que emplear los equipos gallegos en desplazamientos y los que empleamos Ibaizabal o Barakaldo son muy distintos, con lo que condiciona la confección de la plantilla desde el primer momento”, argumenta Óscar Cea, presidente de la entidad fabril. Esta manera de configurar el grupo se debe a una gran ampliación de la categoría a 42 equipos, fijando tres grupos con catorce componentes cada uno. Gorka Paternina, presidente del Ibaizabal ST, afirma asimismo que esta medida no le pareció “una decisión lógica después de que muchos equipos hayan estado peleando muchos años para competir en LF2”. “Ha contribuido a devaluar una competición, y ni mucho menos me parecía el año para fijar el aliciente de la Liga Femenina 2 Pro, lo que creo que ha sido la puntilla y no estamos ni medianamente conformes con lo que se ha hecho este año”, cuenta Paternina.
Ambos clubes, como no podía ser de otra manera, se han visto afectados por la situación económica actual, que dista de ser la idílica para gestionar un club de estas características. “Es un año muy complejo y que se empezó a complicar desde el parón de marzo; desde entonces, ha sido una yincana constante sin ningún tipo de información, desde la primera semana en la que la situación cambió en infinidad de ocasiones hasta que se decide suspender de manera definitiva la competición”, cuenta Cea. Otro ejemplo de gasto añadido para Barakaldo EST son los tests de antígenos: “A falta de diez días para comenzar la competición no sabíamos nada de los tests, y después nos enteramos de que los teníamos que asumir nosotros, por no hablar del protocolo especial que se nos entregó desde la FEB y que no se ha llevado a cabo en ningún momento”. Paternina asiente y añade que ni los propios responsables médicos de la Federación Española se han mantenido firmes en las órdenes establecidas en un principio.
Los dos máximos mandatarios coinciden en que la situación no se ha gestionado desde la empatía y ha generado momentos caóticos. “No solo es capital económico, sino también capital humano. Has de tener un responsable COVID, un responsable médico… Ellos han establecido unas normas profesionales a equipos y clubes que no lo somos, y no han mandado mensajes claros en cuanto a lo que se puede hacer y lo que no, con exigencias inalcanzables para clubes como nosotros”, cuenta Paternina, que continúa con sus impresiones: “Nos ha dado la sensación de que, aunque se nos ha preguntado por los temas importantes, en ningún momento se ha tenido en cuenta nuestra opinión, y más con la espada de Damocles de la LF2 PRO ahí”.
Esta serie de inconvenientes, también existentes en las categorías FEB del basket masculino, se han visto quizás atenuadas por el aliciente de la creación de esta nueva categoría, que a su vez vuelve a sacar a la palestra el debate sobre si la profesionalización es real o no en el baloncesto femenino. “Es la imagen que se nos quiere vender, y hay ciertos intereses para hacer eso, ya que sobre el papel un grupo único de LF2 PRO podría ser atractivo, pero tal vez este no fuese el momento”, zanja Cea, que también se queja de que la opinión del Barakaldo EST no ha sido tenida en cuenta ni influyente en el momento de la toma de decisión acerca del futuro y configuración de la competición. Paternina destaca, por su parte, “el gran mérito que tienen las jugadoras, que hacen un gran trabajo en mitad de una situación muy complicada”. “Es complicado, porque parece que nos quieren hacer ver que ha de aumentar la profesionalidad en nuestras competiciones, cuando no hay medios para ello. El ejemplo son los extensos desplazamientos, que además se comunican a los clubes poco antes de empezar la liga”, señala el máximo mandatario de la entidad galdakaoztarra. “Los clubs sufren para poder tener todos los pagos al día y sacar adelante el equipo, y el no poder contar con nuestra gente en Urreta es un factor atenuante”, sentencia Paternina.
Ambos coinciden en el deseo de que el año termine lo antes posible y las aficiones puedan volver a abarrotar sus respectivos pabellones, para volver a generar la ilusión en Barakaldo y Galdakao de ver a sus equipos de nuevo en acción y en directo.