En forma de absoluta revelación ha irrumpido el Getxo SBT en la Liga EBA, con un extraordinario balance de ocho victorias y tres derrotas en los once primeros partidos. Uno de sus jugadores más importantes es Mikel Fernández, de familia relacionada con el baloncesto y canterano y parte imprescindible de un club que continúa en crecimiento. Con él hablamos del gran estado de forma de un equipo hambriento y de sus sensaciones personales. Nos revela, además, que aunque jugar le guste mucho su verdadera pasión se encuentra en los banquillos.
Qué inicio de temporada, no paráis de confirmar que podéis estar arriba…
Ojalá sea la confirmación, de verdad. Hay momentos que me paro a pensarlo y no me lo creo; el trabajo que estamos haciendo cada día pensando en competir contra cualquiera es muy bueno, y sabemos cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Ojalá seguir como ahora…
¿Cuáles son los puntos fuertes de este Getxo? Además acumuláis un muy buen porcentaje en tiros de 3, con un 33% general hasta ahora. Tu media supera el 40%, ni más ni menos…
El primero y fundamental es el grupo. Prácticamente todos nos conocemos de años atrás y hay muy buen rollo dentro del equipo y, quieras o no, esto te ayuda a jugar mejor. Después, todos sabéis como es Imanol… defender, defender y después defender un poco más (risas). Además, todo lo que podamos correr a partir de ahí nos vendrá muy bien, y hay que decir que nuestros grandes también se mueven mucho y son ágiles. Defender el 1c1 y a partir de ahí volar… en eso se basa nuestro juego. En cuanto a los tiros, este año están entrando, sí. No nos podemos quejar.
Has hablado del grupo, de la unión que tenéis y el buen rollo que hay. Dentro de la plantilla hay mucho jugador joven, pero llama la atención también ver a una referencia como Joseba Iglesias, con experiencia en prácticamente todos los niveles. ¿La clave del grupo puede ser el hambre que tenéis?
Para muchos era nuestro primer año en competiciones FEB y en EBA, aunque tenemos algunos jugadores que ya habían podido competir a este nivel. No obstante, muchos nos planteábamos esta temporada como una prueba de si podríamos competir a este nivel. Ese pensamiento y ese objetivo nos está dando hambre para dejarnos todo en cada campo. Sabemos que si no hacemos eso, vamos a tenerlo muy difícil para poder competir contra cualquier rival. Tenemos que defender y luchar por cada balón, porque si no lo hacemos va a ser mucho más complicado.
Desde el principio de temporada habéis competido ya con la máxima de las firmezas contra rivales muy potentes, con lo que desveláis que no hay mucho miedo en la plantilla.
Respeto mucho, pero miedo ninguno. Nosotros muchas veces decimos que somos un grupo de amigos que no tenemos miedo a nadie y que vamos a ir a cada partido a dejarlo todo. Al principio, llegamos muy bien físicamente, y los partidos nos salieron muy bien. Creo que el hecho de ganar los primeros partidos con contundencia nos ayudó a creernos que podíamos competir contra cualquiera. Siempre ayuda ganar, y todos hemos visto que funciona lo que nos dice Imanol y estamos remando todos a una, y creo que eso es la clave.
Pasando un poco al tema personal, ¿cómo es estar en el mismo equipo con tu hermano? Además, procedes de familia de baloncesto, con aita entrenador que también ha coincidido con vosotros. ¿De qué manera lleváis todo eso en casa?
Desde pequeños tenemos muy claro que dentro de la pista no somos ni padre, ni madre, ni hermano ni nada. Somos uno más en todos los aspectos, y desde pequeños lo hemos tenido claro. El hecho de que nos haya entrenado nuestro aita es como si nos hubiese entrenado cualquier otro, a pesar de que luego en casa es evidente que pueden salir discusiones. El tema con mi hermano es el siguiente: llevábamos unos años tratando de subir a EBA con Getxo, pero él tuvo la oportunidad de salir fuera a jugar a un proyecto atractivo. Después ha vuelto, y lo hemos podido conseguir ambos juntos. Debutar a su lado es muy especial, y solo había que ver la cara de mi aita y de mi ama durante el partido.
Estás en la Liga EBA, con 23 años, y en un momento complicado como es salir al mercado laboral. ¿En algún momento te has planteado dedicarte exclusivamente al basket o sigues con la idea de hacer los esfuerzos increíbles de estudiar, trabajar y jugar?
En nuestro equipo es imposible pensar en centrarte en el basket porque ninguno cobramos. Lo hacemos todos por gusto. Sí que es cierto que el club está buscando patrocinadores, y que si al final de temporada hay algo de dinero estaremos encantados. Al final, si te gusta sigues con ello, a pesar de que pueda haber alguna cuestión familiar o laboral que te pueda tirar para atrás en algunos casos muy concretos. Pero mientras te guste, estés cómodo y puedas compaginarlo con todo lo demás, yo creo que no hay problema.
Mikel, tú eres un jugador más ofensivo que defensivo. ¿Cómo te has adaptado a la filosofía de Imanol?
Los primeros años me costó mucho más. Soy un jugador al que le cuesta sorprender, y esto Imanol no lo lleva muy bien, sobre todo cuando no la robo… (risas). Hablando con él y sabiendo cómo es su juego y el mío, nos hemos amoldado ambos al estilo de ser rigurosos en defensa, medir las oportunidades en las que podemos arriesgar, y en ataque llevar el balón a donde tiene que llegar. Cuando estemos bien y nos estén saliendo las cosas, alguna podremos arriesgar, pero sin pasarnos para no ir al banquillo… (risas)
No queremos obviar tu faceta como entrenador. ¿Dónde están tus metas en los banquillos?
Entrenar es mi pasión. Jugar me gusta mucho, pero entrenar me encanta. El tiempo dirá dónde están mis metas, pero ojalá pueda llegar lo más alto posible. Tiene mucho de suerte, de estar preparado, de aguardar el momento… Yo voy a seguir trabajando para mejorar, ya que entrenar es una de mis pasiones. El tiempo dirá dónde llegaremos.